Las catástrofes naturales como los huracanes Harvey, Irma y María, y los terremotos que azotaron al sureste de México en septiembre, causaron unas pérdidas récord a las aseguradoras en 2017 de 135.000 millones de dólares (112.000 millones de euros), según un informe de la reaseguradora Munich Re.
Las pérdidas totales por catástrofes naturales -incluidas las que no tenían cobertura de seguros- ascendieron a 330.000 millones de dólares (273.900 millones de euros), la segunda cifra más alta jamás registrada en materia de desastres atmosféricos, solo superada en 2011, cuando el terremoto de Tohoku y el tsunami que le siguió en Japón, provocaron unas pérdidas económicas de 354.000 millones de dólares (293.800 millones de euros).
Esta cifra global de pérdidas fue casi el doble del promedio ajustado por la inflación de 170.000 millones de dólares (141.100 millones de euros) de los últimos diez años, mientras que las pérdidas aseguradas fueron casi tres veces superiores al promedio de 49.000 millones de dólares (40.700 millones de euros).
“Un punto clave es que algunos de los eventos catastróficos, como la serie de tres huracanes extremadamente dañinos, o las muy graves inundaciones en el sur de Asia, después de las intensas lluvias monzónicas, nos están dando un anticipo de lo que está por venir. Porque a pesar de que los eventos individuales no pueden estar directamente relacionados con el cambio climático, nuestros expertos esperan que este tipo de clima extremo ocurra más a menudo en el futuro”, afirma Torsten Jeworrek, responsable del negocio global de reaseguros de Munich Re.
El informe identifica un total de 710 catástrofes naturales relevantes, también fueron significativamente más elevadas que el promedio de 605 catástrofes de los diez últimos años. Aproximadamente 10.000 personas perdieron la vida en desastres naturales este año, lo que representa una cifra ligeramente superior a la del año pasado, pero al menos mucho más baja que el promedio de 60.000 en los últimos diez años.
Por regiones
El país más afectado en 2017 fue Estados Unidos, que concentró el 50% de las pérdidas económicas, frente a la media a largo plazo del 32%. Si consideramos América del Norte en su conjunto, la proporción asciende al 83%.
En el caso de Europa, las heladas tardías después de un largo período cálido causaron grandes pérdidas. Las temperaturas excepcionalmente bajas de abril han derivado en miles de millones de dólares en daños a los agricultores europeos, ya que sus cultivos ya habían crecido con fuerza en una primavera cálida. Dependiendo de la región y de la fruta en particular, las cosechas fueron hasta un 50% más pequeñas de lo habitual.
“Otra paradoja evidente es que estos fenómenos pueden empezar a ocurrir con más frecuencia en el futuro como consecuencia del cambio climático: las plantas de ciertas regiones comienzan a brotar en primavera, mientras que la amenaza de las heladas no disminuye en la misma medida, por lo que el riesgo aumenta”, alerta la reaseguradora.
Las pérdidas por las heladas tardías ascendieron a 3.600 millones de dólares (3.300 millones de euros), de los cuales sólo 650 millones de dólares (alrededor de 600 millones de euros) estaban asegurados, dada la baja penetración de los seguros en el sector agrícola.