Gobierno de Mariano Rajoy estudia respuesta ante crisis política.
11/10/2017
Barcelona, España
AFP
El presidente catalán, Carles Puigdemont, dejó en suspenso la independencia de Cataluña poco después de proclamarla en una confusa y tensa jornada, abriendo la puerta a negociaciones con el Gobierno español que las rechazó de plano.
“Constituimos la República catalana como Estado independiente y soberano”, indica el texto firmado por Puigdemont y los otros 71 diputados independentistas tras una ambigua sesión del parlamento regional.
Desautorizado
Desde Madrid, la respuesta fue tajante: “Puigdemont no sabe dónde está, a dónde va ni con quién quiere ir”, denunció la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, al anunciar un consejo de ministros extraordinario.
El objetivo de la reunión del gobierno conservador de Mariano Rajoy será “abordar los próximos pasos” a tomar, para luego comparecer ante el Congreso, explicó la vicepresidenta.
Sobre la mesa, el Gobierno tiene la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión del autogobierno de Cataluña, restaurado tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), o incluso decretar un estado de emergencia, pero podría optar por una serie de medidas menos drásticas.
Atrapado entre las llamadas internacionales al diálogo y la presión de los independentistas más radicales, Puigdemont anunció en el Parlamento que asumía “el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”.
Pero acto seguido, con rostro serio, pidió que “el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia con tal de que en las próximas semanas emprendamos un diálogo”.
Europa
Justo antes de la sesión, que despertó expectación en toda Europa, Puigdemont recibió llamadas de mediadores internacionales que le obligaron a retrasar el debate.
“Vivimos un momento excepcional, de dimensión histórica”, señaló el dirigente catalán en su discurso. “Sus consecuencias y efectos van mucho más allá de nuestro país y se ha hecho evidente que, lejos de ser un asunto doméstico e interno, como a menudo hemos tenido que escuchar de quienes han abandonado su responsabilidad al no querer conocer lo que ocurría, Cataluña es un asunto europeo”.