Martes, 5 de Noviembre del 2024
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FBI investiga los misteriosos ataques sónicos contra diplomáticos de EE UU en La Habana

Publicado el 16/09/17

El FBI investiga sin resultados la responsabilidad del misterioso ataque a diplomáticos de EE UU en Cuba. La cifra de americanos afectados subió a 21 esta semana. También cinco diplomáticos canadienses destinados en La Habana han sido víctima de lo que primero se ha descrito como un posible “ataque sónico” y que ahora el Departamento de Estado define con un vago “ataque a la salud”. Entre noviembre de 2016 y primavera de 2017 se detectaron entre los afectados síntomas variados como mareos, confusión mental, sordera y lagunas de vocabulario básico. Algunos han sufrido daños auditivos permanentes o afectaciones en el sistema nervioso.

Los enigmáticos ataques se produjeron en las casas de los diplomáticos, y al menos en un caso revelado por Associated Press en el emblemático hotel Capri —de propiedad estatal, pero gestionado por la cadena española NH—, donde un funcionario de EE UU pudo sentir en cama un sonido agudo y focalizado que desaparecía en cuanto se movía a otro lado de la habitación, como si tuviera la precisión de un láser.

La hipótesis de un ataque acústico no acaba de cuajar entre la inteligencia americana porque los daños cerebrales registrados no se explican científicamente con base en ningún aparato que emita ondas sonoras. Sin embargo, de acuerdo con fuentes de la pesquisa citadas por medios estadounidenses, algunas víctimas aseguraron que habían sentido sonidos estridentes sin explicación. Y los daños auditivos son un hecho.

A medida que el enigma se enreda, su efecto diplomático aumenta. Este viernes ha trascendido que el presidente de Cuba, Raúl Castro, se reunió con el principal diplomático de la embajada de EE UU, Jeffrey DeLaurentis, para asegurarle en persona que su Gobierno no estaba detrás de este ataque sin precedentes a personal americano en la isla. Y también este viernes cinco senadores republicanos han escrito una carta al Departamento de Estado en la que reclaman que se exijan explicaciones a La Habana —como responsable de la seguridad de los diplomáticos de otros países—.

“Además pedimos que se declare de inmediato persona non grata a todos los diplomáticos cubanos acreditados en EE UU y que se cierre la embajada de EE UU en La Habana si Cuba no toma medidas tangibles”, lee el comunicado firmado entre otros por el poderoso senador cubanoamericano por Florida Marco Rubio. En mayo dos diplomáticos cubanos fueron expulsados de EE UU como represalia. El presidente Donald Trump, que en junio anunció la restricción parcial de las medidas de acercamiento a Cuba adoptadas por Obama, no ha dicho hasta ahora ni palabra sobre el asunto.

Dos teorías bailan en torno al enigma. Una, que disidentes del aparato de inteligencia cubano ejecutaron la operación para boicotear el deshielo entre Washington y La Habana. La otra, que un tercer rival de EE UU —se habla de Rusia, Irán o Corea del Norte— llevó a cabo el ataque, quizás con ayuda de agentes cubanos díscolos. Se considera inverosímil que el Gobierno cubano haya podido ordenarlo. Inmerso en la mejora de las relaciones con el vecino y necesitado de atraer a sus turistas e inversores, el gabinete del general Raúl Castro se habría clavado una punta en el dedo gordo al tiempo que daba la mano a EE UU.

“No existe ningún motivo para que lo haya hecho el Gobierno. Ni siquiera cuando peor estaban las relaciones en la época de Bush Jr. pasó nada similar: hubo hostigamiento al personal diplomático, pero jamás un intento de hacerles daño”, dice William LeoGrande, experto en asuntos cubanos de la American University de Washington.

El exanalista de la CIA especializado en Cuba Brian Latell afirma: “Nunca había visto nada igual y no soy capaz de explicármelo. Una posibilidad es que fuera una operación de inteligencia cubana que salió mal, y otra que estén detrás elementos que quisieran hacer descarrilar el proceso con Washington. En caso de que se tratara de esto último supongo que el Gobierno cubano tendrá que encargarse de ellos, pero si fuera así y lo hacen nunca se hará público y nunca nos enteraremos”, razona el profesor e investigador de la Florida International University (FIU). LeoGrande apuesta por un desenlace similar: “Probablemente no sabremos quién, por qué ni cómo lo hizo”.

Agentes del FBI se han desplazado a La Habana a realizar pesquisas con el permiso y la colaboración del Gobierno cubano. Ahora bien: a estas alturas todo apunta a que siguen buscando a tientas en una habitación a oscuras.



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