El Gobierno de Canadá ha anunciado este viernes la aplicación de un torniquete económico contra el régimen de Venezuela. La canciller canadiense Chrystia Freeland, mediante un comunicado, ha indicado este viernes que impondrá sanciones contra Nicolás Maduro y 39 altos cargos por fracturar el orden constitucional e irrespetar los derechos democráticos.
Entre las medidas ordenadas por Ottawa destacan la congelación de activos y la prohibición de que ciudadanos canadienses, dentro y fuera del país, mantengan relaciones económicas con los sancionados. “Canadá no se quedará en silencio mientras el Gobierno de Venezuela priva a su gente de sus derechos democráticos fundamentales. El anuncio de las sanciones contra el régimen de Maduro pone de relieve nuestro compromiso con la defensa de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo”, ha justificado Freeland.
Muchos de los altos cargos castigados por Canadá ya habían sido incluidos en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Tesoro de Estados Unidos, entre ellos Tareck El Aissami, vicepresidente de Venezuela; Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral; Freddy Bernal, ministro de Agricultura Urbana; y el fiscal general, Tarek William Saab. El segundo hombre más poderoso del régimen, Diosdado Cabello, también ha sido agregado entre los sancionados por Ottawa.
Hasta ahora la Unión Europea ha sido comedida ante la posibilidad de adoptar medidas contundentes contra el Gobierno de Venezuela. Así, Canadá sería el primer poderoso en seguir la estrategia maquinada desde Washington para asfixiar a la cúpula chavista.
Las restricciones económicas suponen un esquema adoptado, principalmente, por Estados Unidos para ejercer presión. Con la escalada autoritaria en Venezuela se ha estrechado el cerco de apoyo internacional. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha encabezado una emboscada contra Maduro, provocando cuestionamientos por una prohibición al sistema financiero estadounidense de compras de bonos públicos y deuda del Gobierno de Venezuela y la petrolera estatal, PDVSA.
Para el régimen estas acciones han sido utilizadas para argumentar su tesis de que existe una “guerra económica” contra el país sudamericano, fraguada por la oposición y gobiernos extranjeros. Maduro ha pretendido diseñar una estrategia financiara que detenga un inminente default. “Si nos persiguen con el dólar, vayamos a jugar con el rublo ruso, con el yuan, con el yen, con la rupia de India, con el euro… A nosotros no nos van a asfixiar”, ha dicho hace dos semanas.
Su idea ha sido recibida con reverencias por sus hombres de confianza. Horas antes de conocerse la decisión de Canadá, el vicepresidente El Aissami ha exhortado a los empresarios a abrir cuentas bancarias en monedas distintas al dólar americano para obtener divisas preferenciales del Estado venezolano.
Fuera de las esferas gubernamentales son aplaudidas las medidas. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, ha aplaudido la decisión de Canadá. “Sanciones contra dictadores son instrumento de defensa de DD HH y democracia en Venezuela”, ha escrito en su cuenta de Twitter.