Muestra de arte:
“MARTIN VARELA: Aquel brillo que no ves”.
Galería ICPNA San Miguel (Av. La Marina 2469)
Del 7 de julio al 12 de agosto
Ingreso libre
En su primera muestra individual Martin Varela nos presenta una selección de obras en tonos oscuros y concentrados en dos ejes temáticos: figuras sin rostro de amplio volumen y celosías. La exposición titulada “Aquel brillo que no ves” está conformada por 38 pinturas en mediano formato que estará en exhibición del 7 de julio al 12 de agosto en la Galería ICPNA San Miguel (Av. La Marina 2469). El horario de atención a la sala es de lunes a sábado de lunes a sábado de 11 a.m. a 8 p.m. El ingreso es libre.
Sobre el conjunto de obras, Julio del Valle, curador de la exposición, anota que “la intención pictórica apunta al volumen pesado de las figuras y al entorno enrejado del paisaje, al brillo de los cuerpos, a la ligereza, a la anónima ternura de la gestualidad del cuerpo, a los espacios abiertos. La atención no se fija en las barreras ni se centra en su gravidez o extrañeza de estos cuerpos robustos, sino que ellas permiten enfocar con mayor luz el horizonte y la atención se centra en la ternura de sus gestos”.
La primacía del gesto y la luz
La estética de la muestra bebe, sin duda, de la tradición grotesca, tiene a Francis Bacon como un referente y, pese a aparentes similitudes, está lejos los personajes gordos de Botero. No hay nada inflado aquí; los cuerpos tienen pliegues y no necesitan del rostro para expresar el gesto.
El gesto se abre paso en una tensión constante con los medios propios de la comunicación cotidiana, pero que parece cada vez interrumpida o distante: teléfonos y computadoras encendidos; cables y espejos cruzados y desafiantes. El gesto, sin embargo, es calmo, hasta tierno. Una resignada soledad o la expresión de un delicado sosiego; a veces, incluso, la expresión de una ya bien digerida derrota.
El universo de Varela es sombrío solo en apariencia y el manejo de la luz es uno de los más grandes logros pictóricos de la muestra. Sin arrogancia y siempre al servicio de los personajes. Es una luz dramática, calculada y diestra. La intención pictórica apunta, pese a esta oscura cromaticidad, el volumen pesado de las figuras y el entorno enrejado del paisaje, al brillo de los cuerpos, a la ligereza, a la anónima ternura de la gestualidad del cuerpo, a los espacios abiertos.