“A veces la gente no quiere escuchar la verdad, porque no quiere ver que sus ilusiones sean destruidas” Friedrich Wilhelm, Nietzche, Filosofo (1844-1900)
Al hablar de Cicuta (conium maculatum) todos pensamos en un potente veneno. Los antiguos griegos utilizaban la planta para matar a los condenados a morir. De hecho, pasó a la historia gracias a Sócrates, ilustre filósofo que perdió la vida a los 70 años bebiendo una infusión de esta planta en al año 399 A.C. Juzgado por no reconocer a los dioses atenienses y por, supuestamente, corromper a la juventud, el gran filósofo griego fue condenado a morir ingiriendo el potente veneno.
Debido a la conina, el principio activo más importante de la planta, la cicuta puede proporcionar un efecto sedante muy pronunciado. Este efecto se ha utilizado en farmacología como analgésico en dolores muy intensos (cáncer, migrañas, neuralgias,…) o como anestésico local administrado por vía tópica, ya que la conina se absorbe por la piel. De todos modos, hoy en día su uso farmacológico es muy limitado ya que la frontera entre dosis terapéutica y dosis tóxica es muy fácil de cruzar.
Y es en este margen de error, en esta frontera, entre lo terapeutico y lo toxico es donde quiero situar a la Cannabis Sativa. El cáñamo o Marihuana, planta herbacea de la familia Cannabaceae originaria de las cordilleras del Himalaya en Asia.
La marihuana, por ejemplo, es efectiva contra el glaucoma, una enfermedad del ojo. En algunos casos, es la única sustancia existente para combatirlo. Del mismo modo, es una de las poquísimas sustancias que logran suprimir la nausea que producen los tratamientos químicos contra el cáncer. Existen también drogas prohibidas que resultan útiles para aliviar el sufrimiento de quienes se encuentran en estado terminal.
Pero situémonos en nuestro pais, un estudio de Cedro (Centro de Información y Educación para la Prevensión del Abuso de Drogas) del año 2015 indica que el consumo de la marihuana ya era 8% de la población, habiendo subido en los 5 últimos años del 5.6% al 8%.Hoy por hoy este porcentaje debe estar llegando a los dos digitos.
En el estudio “Epidemiología de Drogas de la Población Urbana 2015”, precisa que en 2013 se registraron 934,856 personas que consumieron por primera vez marihuana.
En el 2015, la cifra se elevó a 1’033,249, lo que equivale a un incremento de 1.5%.
Las regiones que registraron mayor consumo fueron Cusco (13.9%), Lima Metropolitana (8.6%) y Tingo María (3.9%).
El aumento y preferencia de la marihuana sobre otras drogas se debe a que hay una tendencia internacional por legalizar esa droga, ya sea para uso recreativo o fines terapéuticos. Esto ha ocasionado que los jóvenes tengan una baja percepción de su toxicidad y adicionalmente hay una promoción de la “onda verde” (consumo de productos naturales) que hace creer que la marihuana es benigna y hasta curativa.
Pero la marihuana actual es tres veces más adictiva que la de hace 20 años, pues su agente químico THC (adictivo) creció de 2% a 30%.Esto ha permitido que uno de cada cuatro consumidores genere adicción, con graves consecuencias para la salud y la economía.Es mas, desata la esquizofrenia y el costo del tratamiento de un adicto en el Perú cuesta casi un salario mensual y no hay cobertura social. Además, su curación no es al 100%.En resumen es la puerta de entrada al mundo toxico de las drogas mas fuertes, como el PBC, las sintéticas, el acido, las pepas, los hongos alucinógenos y la cocaína.
De pronto nuestros jóvenes peruanos no han diferenciado entre la Cannabis Sativa y la Coniun Maculatum, que al final nos llevan al mismo destino, entre las fronteras de la terapia y la toxicidad , inexorablemente, la autodestrucción y al final la muerte.
Entonces recuerdo la celebre frase “La Droga pertenece al diablo, pues provoca la letargia, el estancamiento, la pasividad y el servilismo” Thomas Mann (1877-1955), Premio Nobel de Literatura 1929.
Escribe: Econ. O. Martin Galarza O.