Domingo, 28 de Abril del 2024
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En busca del tiempo perdido – ¡Ahora!

Publicado el 18/05/17

La todavía constante reducción de la pobreza (aunque más lenta en los últimos años) se expresó, en la última década, con un crecimiento virtuoso que fue claramente pro-pobre y pro-clase media, redujo la desigualdad y generó inversión y empleo en las regiones, dinamizando, incluso, el sector rural.

Para entender mejor este proceso, en Lampadia hemos hecho un análisis integral del crecimiento de la economía en el Perú y su efecto pro positivo para la sociedad, en la clase media, en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Además, hacemos hincapié en los motores de este crecimiento, en nuestro potencial productivo y en el lamentable punto de inflexión del 2011, que con el llamado “gobierno de la inclusión” y luego con el “gobierno de lujo”, no logran regresarnos a mejores tiempos. Veamos:

  1. Un Proceso Virtuoso
  2. La Nueva Clase Media
  3. Superando la Pobreza
  4. El Crecimiento Económico
  5. Situación Actual
  6. Agenda Económica Inmediata
  7. Agenda Política Indispensable

Sin más, veamos nuestro análisis que esperamos ayude a dar contexto a nuestras limitaciones actuales y a presentar algunas ideas prospectivas.

  1. Un Proceso Virtuoso

El crecimiento peruano del nuevo siglo, a diferencia de la historia económica de otros países, ha tenido la singularidad de haber sido alto, sostenido, generando una importante reducción de la pobreza y la desigualdad. Se puede calificar como ‘un proceso virtuoso’. No fue producto del manido ‘chorreo’, como se nos quiere hacer creer, sino de algo más complejo y positivo, de una suerte de ‘manantes’.

Increíblemente, este proceso que permitió sacar al Perú de la condición de ‘país fallido’ en 1990 y llevarlo a la condición de ‘estrella internacional’ hacia el 2011, produciendo el período más inclusivo de nuestra historia; fue negado, combatido, relativizado y finalmente suspendido. Eventualmente se sustituyó por el mamarracho del ‘gobierno de la inclusión’, que solo generó un período lamentable ‘sin crecimiento, ni inclusión’.

Por eso, en Lampadia, a fines del 2013, publicamos Las cifras de la prosperidad, donde demostramos, con muchos indicadores económicos y sociales, que el Perú había vivido un proceso que debíamos preservar y profundizar. Además, tuvimos el cuidado de enfatizar que todavía teníamos una inmensa agenda pendiente en los temas de educación, salud, infraestructuras, instituciones y tecnología. Pero no faltaron oportunistas que en función de lo que restaba hacer, descalificaron irresponsablemente lo avanzado. (Ver nuestro ensayo: ‘¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!’, con el que desnudamos varios mitos y medias verdades).

Este último ensayo y el de ‘Las Cifras de la Prosperidad’ resumen con integralidad al Perú en los albores de la segunda década del nuevo siglo, antes del punto de inflexión que nos llevó al ‘harakiri’ político que nos está haciendo perder el tren de la historia.

Las Cifras de la Prosperidad

Aún hoy día, en la gran confusión sobre lo que es avanzar o retroceder, originada por la falta de visión, liderazgo y comunicación del actual gobierno, que no ha sabido explicar la pérdida de cinco años con el gobierno del nacionalismo, ni corregir la orientación estatista de la burocracia estatal, se sigue sembrando hierba mala por parte de los amigos (de las izquierdas)  del gobierno en las elecciones, ahora caseritos de los medios más importantes, especialmente de la radio y la televisión. Peor aún los medios serios, como El Comercio y Gestión, metieron la pata al difundir el último reporte sobre la reducción de la pobreza del INEI. El Comercio lo presentó en su portada con pesimismo enfatizando: Todavía hay 6.5 millones de peruanos en la pobreza. Y  Gestión se equivoca al afirmar que 33% de los peruanos podría volver a la pobreza, en vez del 10% (un tercio de la población vulnerable).

2. La Nueva Clase Media

Tras una década de crecimiento récord, hasta el 2013, además de la reducción de la pobreza y la desigualdad, se consolidó una nueva clase media emergente. Según una declaración de Fidel Jaramillo, anterior representante del BID en el Perú, la clase media se habría quintuplicado en 5 años, superando el 50% de la población en el 2014. (Ver en Lampadia: La Clase media en Perú: cuantificación y evolución reciente).

La evolución de la clase media peruana es una de las mejores representaciones del desarrollo reciente del país. Es justamente por eso que en esta casa promovimos el debate sobre este tema tan importante y creamos una biblioteca virtual en nuestra sección: Libro Blanco de la nueva clase media peruana. Los peruanos necesitamos aprender y difundir las lecciones de nuestro desarrollo social y económico, así como aquilatar las de otros países, para entender las relaciones causa-efecto que puedan ilustrar la mejor dirección de nuestras futuras políticas públicas.

Según el Banco Mundial, “el crecimiento económico fue el principal impulsor de la reducción de la pobreza y la desigualdad” estimándose que los programas asistencialistas solo “explican el 15% de la reducción de la pobreza”. Ver: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento y Perú: Crecimiento disminuye la Desigualdad.

En mayo del 2014, publicamos el análisis de Elmer Cuba La Rumba del Rombo’, en el que se mostraba el nuevo perfil socio-económico de los peruanos. Este mostraba la clase media en dos segmentos, consolidada y no consolidada, y cómo habíamos pasado de la tradicional pirámide al rombo, incluso en el sector rural, como estructura de la sociedad.

La gran recuperación de la economía peruana fue posible por el regreso de la inversión privada, después de 30 años de ausencia, luego de la promulgación de la Constitución de 1993. La inversión privada, liderada por la minería, permitió un crecimiento sostenido que  multiplicó  por 4 el PBI per cápita, reduciendo la pobreza, la desigualdad, la desnutrición y mortalidad infantil. Además de la estabilidad macroeconómica lograda; la inversión, el empleo y el incremento de los ingresos fueron superiores fuera de Lima, llegando a los más pobres y ayudando a disminuir la pobreza en el país.

Como se aprecia en el gráfico, expresado en deciles, el incremento del gasto y, por ende, de los ingresos, fue sustancialmente mayor para los hogares más pobres.

Recordemos que el HSBC planteó un análisis prospectivo muy importante, en el que proyectaba que al 2030 el 80% de la población contaría con ingresos medios y altos, y 90% hacia el 2050. Para ello debíamos aprovechar el ‘bono demográfico’, nuestros recursos naturales y crecer en promedio un 5.5% anual.

3. Superando la Pobreza

En el cuadro inferior se ve que Cajamarca mantiene, por segundo año consecutivo, su ominoso lugar como el departamento más pobre del Perú. Un crimen para los cajamarquinos, pues sin la politización y radicalismo de sus malos líderes, el ex cura Arana y Gregorio Santos, Cajamarca podría ser hoy el departamento más rico del país.

En los últimos días, ha habido varios informes sobre la pobreza en el Perú. Por un lado, el IPE, recalca la continua reducción de la pobreza, la cual se redujo de 58.7% a 20.7% entre el 2004 y 2016. Sin embargo, cabe resaltar que hay una tendencia a la baja en la tasa de reducción.Según el IPE, “La dinámica de esta reducción [de la pobreza] se ha desacelerado significativamente”. Y es que la disminución de la pobreza fue de 28.8 % en el período 2006-2016, pero en el período de los últimos cinco años fue de 7.1 %, durante el llamado gobierno de la inclusión. Veamos:

Lo mismo ocurrió con la pobreza extrema. Su disminución fue de 10.0 % en el período 2006-2016, pero en el período de los últimos cinco años fue tan solo de 2.5 %.

Para el coeficiente de Gini, el indicador más aceptado para medir la desigualdad, se puede   observar la misma tendencia, donde su disminución fue de 0.06% en el período 2006-2016, pero en los últimos cinco años fue de solo 0.01%.

Todas estas cifras muestran que, lamentablemente, la situación en el Perú viene desmejorando en los últimos años. Como hemos señalado anteriormente, en 2011 se produjo un punto de inflexión, tanto en aspectos sociales como económicos. (Ver: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo). Es justamente, el menor crecimiento económico y la caída de la inversión privada, lo que ha hecho más lenta la reducción de la pobreza.

Entre sus conclusiones el IPE destaca que “el efecto crecimiento explicó –de manera casi exclusiva– la reducción de la pobreza. Y concluye: “Para alcanzar la meta de la actual administración de 10% de pobreza al 2021 se requiere una reducción promedio de 2.1 % cada año, cerca del doble de la reducción del 2016. Estimaciones iniciales apuntan a que el crecimiento económico promedio anual debería estar por encima del 4.5% durante los próximos años para conseguir el objetivo.”

Queda entonces claro que para derrotar la pobreza es indispensable crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social y este depende del nivel de inversión, especialmente de la inversión privada que el explica más del 80%.

El siguiente gráfico resume muy eficientemente la metodología de medición de la pobreza, recomendamos apreciarlo en detalle.

Según el último informe del INEI, Evolución de la Pobreza Monetaria, en el 2016 los mayores niveles de pobreza se registraron en la Sierra rural (47.8 %), en la Selva rural (39.3 %) y en la Costa rural (28.9 %). No obstante, las mayores reducciones de la pobreza se presentaron en la Costa urbana (2.4 puntos porcentuales), Selva rural (1.8 puntos), Costa rural (1.7 puntos), Sierra rural (1.2 puntos) y Selva urbana (1.1 puntos). En cambio, en la Sierra urbana y Lima Metropolitana las cifras no mostraron cambios significativos.

Si vamos más atrás en el tiempo, podemos analizar que en los últimos diez años (2007-2016) la pobreza se redujo en 28.4 puntos porcentuales, pues 7’304,000 personas dejaron de ser pobres.

Una de las conclusiones principales del estudio del INEI es que en el año 2016, la brecha de pobreza (que es la proporción del gasto que le falta a una persona en condición de pobreza para alcanzar la línea de pobreza) fue de 5.0%.

En los departamentos más pobres, la pobreza fluctúan entre 43.8% y 50.9%, donde su ubican Cajamarca y Huancavelica. En Lampadia hemos advertido que en Cajamarca está estancada por mala influencia política de sus líderes, la productividad de su agro es de las más bajas del país, seis veces menor que la de  Arequipa, y los anti mineros han impulsado una agenda política anti-inversión que paralizó un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga y otros muy importantes, que hubieran generado miles de empleos y encadenamientos productivos. Una región ‘mágica’, que podría ser la más rica del Perú, se encamina sin pausa a la miseria. Ahora, Arequipa también empieza a flaquear, su crecimiento se ha ralentizado, en parte por imitar a Cajamarca con absurdas movilizaciones anti inversión minera (Tía María), con la sorprendente participación de varias de sus autoridades políticas, empezando por su gobernadora regional, que está echando su capital político por la borda. 

Entre los departamentos menos pobres, la incidencia de pobreza, el rango de 9.6% a 12.0% incluye a Arequipa, Madre de Dios, Moquegua, Tacna, Región Lima, Tumbes y Ucayali. Y la región con la tasa de pobreza más baja es Ica, con niveles de pobreza de 1.8%, donde, entre otros sectores, la agro-exportación a creado empleo formal rural y prácticamente, eliminado el desempleo.

Debemos recordar que varias de las regiones mencionadas como las que tienen la menor incidencia están al sur del Perú, área que se destaca como zona cuprífera (Moquegua, Tacna, Arequipa, Apurímac y Cusco), en ella se ubican las principales unidades mineras productoras de cobre a gran escala: Toquepala, Cuajone, Cerro Verde, Antapacay, Constancia y Las Bambas. Queda muy claro que la inversión minera ha traído consigo un impacto altamente positivo, que hoy está suspendido.

Y es que la minería moderna usa tecnología de punta, se integra adecuadamente con sus espacios sociales y ambientales. La recuperación del sector minero ha traído consigo el desarrollo de un sector industrial que puede calificarse ahora como el más grande, más sólido, competitivo y exportador de nuestra historia. Además, se han construido carreteras y aumentando la cobertura eléctrica y de telecomunicaciones, mejorando la calidad de vida de los pueblos aledaños. (Ver en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

La minería ha creado puestos de trabajo bien remunerados e importantes ingresos fiscales. (Ver: Informe del Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y recaudación en el Perú elaborado por el IPE. Este estudio demuestra que por cada empleo generado por la minería, se crean nueve empleos indirectos e inducidos en otros sectores (el sector agrícola solo crea 1/6 de empleo indirecto por cada empleo directo de su sector). Por cada US$ 1,000 millones de exportaciones mineras se genera un incremento en el PBI de US$ 1,470 millones. En sus mejores años ha aportado hasta el 40% del impuesto a la renta, y ha permitido la generación de recursos fiscales en proporciones nunca vistos en el Perú. El canon minero, bien utilizado, ha transformado las regiones más responsables y capaces (Arequipa, Moquegua y Tacna).

Entre otros mitos de la pobreza en el Perú tenemos que mencionar a la “vulnerabilidad”. ¿Qué es la ‘clase’ vulnerable? Ya no son pobres, pero aún no se les considera de clase media consolidada. Veamos su evolución durante los últimos años:

Se calcula que un hogar de América Latina no tienen más de un 10% de probabilidades de recaer en la pobreza durante un período de cinco años requiere un ingreso de al menos US$ 10 por persona por día (PPP 2005). El Banco Mundial llama a aquellos con un ingreso diario de entre US$ 4 y US$ 10, “los más vulnerables” o la “clase media baja”.

En esencia, todos somos vulnerables de una u otra forma. Lo importante es superar la pobreza trayendo a los pobres a la economía de mercado, trascendiendo el asistencialismo, y manteniendo un crecimiento alto y sostenido que aproveche el potencial productivo del país.

Para poder lidiar con estos problemas, entonces, es necesario desarrollar proyectos para combatir la pobreza rural en la sierra alto andina, como Sierra Productiva.

4. El Crecimiento Económico

La relación positiva entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza ha sido ampliamente documentada en la literatura económica. En el caso peruano, durante la última década, el crecimiento sostenido impulsado por la inversión privada, la apertura de los mercados y la disciplina macroeconómica logró reducir la pobreza en 43% y la pobreza extrema en 60%.

Esta relación es dinámica. Si el crecimiento es bajo, la reducción de la pobreza puede ser incluso menor (por cada 1% de crecimiento, la pobreza puede disminuir menos de 1%). Pero si el crecimiento es alto, la reducción de pobreza puede, en puntos porcentuales, disminuir más de lo que crece la economía. Así lo vimos en el Perú desde inicios del siglo, cuando se superó la recesión y se aceleró el crecimiento.

Lo siguiente es preguntarnos cómo hacer para lograr tener un crecimiento alto y sostenido. Si queremos reactivar la economía, debiéramos entender que tenemos que recuperar un mayor ritmo de inversión. Y sólo lo lograremos promoviendo en primera instancia la inversión minera y en segunda, las infraestructuras. (Ver en Lampadia: Volvamos a prender el motor de la economía).

Contar con infraestructuras adecuadas tiene un impacto muy  positivo en aspectos sociales al dar acceso a los pobres al mundo moderno y mejorar la  competitividad del país y, en general, potenciando el desarrollo de nuestros sectores productivos.

El Perú tiene un gran potencial productivo. Cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno al sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo. Es un país muy rico en recursos naturales, con una gran diversidad agrícola, buenas zonas de pesca, grandes y variados yacimientos de minerales y metales, entre otros. Es un país megadiverso. (Ver en Lampadia: El enorme Potencial Productivo del Perú).

Hoy tenemos un potencial minero para multiplicarnos por 3; igual o más en energía; en forestería podemos multiplicarnos por 30 (solo en madera y derivados nuestro potencial es 5 veces el de Chile, unos US$ 40,000 millones anuales); podemos desarrollar acuicultura en nuestros ríos, cochas y mares; etc. El Perú es infinito en relación a nuestra población. Solo necesitamos un gobierno con visión, un ministro de economía del ‘vaso medio lleno’ y promover la inversión sin las trabas que se han construido después de los años 90. (Ver en Lampadia: Nuestro potencial productivo supera las limitaciones coyunturales).

En cuanto al impacto de los ajustes de China y la caída de los precios de los commodities, el Perú, a diferencia de Australia, Canadá y Chile, tiene la capacidad de compensar con mayores volúmenes de producción el efecto de los menores precios. Ningún país tiene la competitividad del Perú en minería, ni el stock de proyectos embalsados. Confirmando esto, el IPE mostró hace unos meses que nuestro crecimiento, de no haberse parado los proyectos mineros, no debió colapsar. Ver gráfico:

Y es que el principal motor del crecimiento de la economía peruana es la inversión privada, especialmente en minería. El Perú es un reconocido productor mundial de cobre, oro, plata y zinc. La minería genera normalmente el 60% de los ingresos por exportación, con solo el 7%  del PBI, tiene un alto valor agregado y genera encadenamientos productivos muy importantes con otros sectores de la economía.  

Esta absurda caída de la inversión se debe a que en los últimos años se han fomentado una serie de mitos anti mineros (que contamina, que se gasta el agua, que exporta piedras, que no se puede hacer minería en las cabeceras de cuenca, etc.). Además, de facto y paulatinamente, se instaló un ambiente anti inversión privada mediante todo tipo de trabas burocráticas, permisos ambientales y culturales, que además del empoderamiento de las autoridades regionales y municipales con capacidades discrecionales absolutas (con el dinero del canon en sus manos, pensaron que no necesitaban al sector privado y actuaron como si los ciudadanos individuales y las empresas fueran sus enemigos). Así fue como se paralizó la inversión minera y sus efectos multiplicadores, lo que a su vez terminó desacelerando la economía en su conjunto. Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro.

En esto tienen gran responsabilidad los conflictos anti inversión. Ver: Para Reducir la Conflictividad Minera, Sebastiao Mendonca Ferreira, Publicación de Lampadia.

En 2016, el crecimiento del PBI fue de 3.9 %, en un entorno de caída de la inversión privada de 6.1 %. Para el 2017, la proyección de la inversión privada sería de tan solo 2.5%, una reducción a la proyección de 5%. Estas son proyecciones que resultan tremendamente optimistas, ya que es muy probable que la demanda interna no pase del 1%, que la inversión privada no crezca, que la inversión pública tenga dificultades de superar el 7% y que, lamentablemente, la economía con las justas llegue al 2%.

Fuente: BCR, Reporte de Inflación Marzo 2017

Es bastante claro que el Perú puede mantener un ritmo alto de crecimiento. Como mínimo de 5.5% anual. No promover esa meta es renunciar a nuestra obligación más elemental: buscar el bien común a la mayor velocidad posible.

El Perú necesita un mayor crecimiento para cerrar nuestras brechas. Liliana Rojas-Suárez, publicó un análisis sobre el ritmo de crecimiento necesario para que el Perú pueda cerrar las brechas de ingresos con respecto a los países más avanzados. Como puede verse en el siguiente cuadro resumen de los escenarios analizados, al ritmo, ahora desvanecido de crecimiento de la economía, de alrededor de 4% anual, necesitaríamos entre  78 y 25 años para nivelarnos con los más avanzados o con los que recién lo lograron,  respectivamente. Si crecemos a un 7% anual, necesitaríamos entre 28 y 13 años para nivelarnos.  Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

5. Situación Actual 

Este 2017 comenzó con un anuncio del Banco Mundial que proyectaba un crecimiento del PBI del Perú de 4.2% para este año, con lo cual nuestro país se consagraría como la nación con la mayor expansión de la región, en un contexto de recuperación económica mundial y de la región latinoamericana. Sin embargo, esto ha venido de caída. Ahora, sería un “milagro” que lleguemos a un crecimiento de 3% según Thorne, que con PPK, culpan a los efectos de El Niño Costero y los caso de corrupción de Odebrecht.

Más allá de la declinante proyección del crecimiento para el 2017, lo que más importa y más destruye valor es la proyección de crecimiento al mediano y largo plazo. En este aspecto, después del gobierno anti inversión privada de Humala, el gobierno de PPK estaba llamado a cortar la inercia de empobrecimiento de la economía, pero decidieron no hacerlo, pues para ganar las elecciones vendieron su alma en el zoco..

PPK y su equipo, no solo le abrieron todas las puertas a las izquierdas, los porta estandartes anti inversión privada (ver en Lampadia: El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado), también tiñeron el gobierno de continuidad, 50% del equipo de transferencia fueron funcionarios del gobierno de Humala y 39% de los vice ministros de PPK venían del gobierno anterior, pero lo peor de todo, es que no supieron explicarle al país porque se cortó el crecimiento y la inversión desde el 2011 y sus efectos en el deterioro de los indicadores económicos y sociales, además, por supuesto, de nuestras capacidades para recuperar el crecimiento.

Esta estrategia electoral sigue firme, rodearse de las izquierdas para confrontar a Fuerza Popular, que controla el otro poder del Estado. Una estrategia suicida que el propio Presidente PPK refuerza cada cierto tiempo, malogrando todas las oportunidades de concertación con el Congreso.

El crecimiento de corto plazo se ha visto afectado severamente por el grave error del MEF de ajustar el gasto público. El corte del último trimestre, no solo afectó la inverión pública, dio una pésima señal de expectativas al sector privado, que se ajustó inmediatamente. Esto originó que el año pasado, la Demanda Interna creciera menos de 1% y se malograran las expectativas de recuperación del crecimiento a mediano plazo, permitiendo además que los conflictos sociales se enseñoreen sin control.

Hoy se habla de crecer 2% con suerte. El crecimiento del crédito a colapsado a niveles del 3% y se vislumbra el riesgo de un fatídico corte de la cadena de pagos. Ver en Lampadia: Riesgo de ‘bust-crediticio’ en el Perú.

Con los proyectos mineros parados por acción de los anti-mineros e inacción del gobierno, más los proyectos de infraestructuras suspendidos por los escándalos de corrupción y la consiguiente cacería de brujas, que no se supo evitar, no hay manera de que la economía se recupere a los niveles que necesitamos para seguir superando la pobreza y enfrentar las múltiples agendas pendientes de gobierno. Ver el artículo “El peligro de un gran bache” de Roberto Abusada, para no caer en la ilusa esperanza de que todo se va a arreglar sin que se tomen decisiones y se hagan ajustes en la conducción del gobierno.

6. Agenda Económica Inmediata

Los peruanos necesitamos emprender un gobierno extraordinariamente bueno. Nuestras agendas pendientes son inmensas y difíciles de lograr. Para acercarnos al éxito se requiere un liderazgo muy claro y definido y equipos de gobierno completamente afiatados.

Como hemos comentado en múltiples ocasiones, hasta ahora no hemos logrado cerrar las brechas económicas, sociales, institucionales y de infraestructuras que nos dejaron las aciagas tres décadas que terminaron a principios de los años 90.

Además de este gran reto de cerrar brechas tan importantes, ahora se nos ha sumado el tener que enfrentar con éxito las oportunidades y amenazas de la ‘Cuarta Revolución Industrial’. Este nuevo reto, por sí mismo, es inconmensurable, aunado al de tener que cerrar las brechas del pasado, nos ponen por delante una terea de gobierno muy difícil si lo que buscamos es llevar a nuestra población, incluidos nuestros pobres, al mejor estándar de vida global y no solamente sobrevivir otros cinco años empantanados en la mediocridad.

Hoy, los peruanos debemos tener muy claro que el principal objetivo de gobierno debe ser la recuperación de un ritmo de crecimiento alto. El Perú tiene todo para hacerlo. Solo falta visión, liderazgo y convocar a los peruanos a ‘la gesta del crecimiento’.

Esto no significa bajar la guardia con la corrupción, pero hay que saber separar los procesos de lucha contra este flagelo, de la construcción del futuro.

7.  Agenda Política Indispensable

Más allá del tema económico, lo que debemos hacer es plantearnos una agenda política que desate los procesos que nos permitan sacudirnos del desaliento, las divergencias y la falta de visión de un país exitoso que se encamine con prisa y sin pausa al bienestar general. Para ello debemos promover:

  • Una visión positiva de futuro
  • Ejercer un mejor liderazgo
  • Promover la participación clase dirigente en los temas nacioanles
  • Aprovechas la crisis climática como una oportunidad para mover economía y hacer las cosas bien
  • Poner los recursos financieros disponibles para solventar una reconstrucción con cambios al mejor nivel posible.
  • Enfatizar que esta crisis sacó lo mejor de los peruanos: la solidaridad
  • Hacer un golpe de timón, que permita refrescar el ambiente político y las expectativas económicas
  • Convocar a todos los peruanos a buscar el crecimiento perdido. Hoy el crecimiento de la economía toma singular importancia. 
  • Señalar ante los ciudadanos a quienes impidan el crecimiento, algo que tiene que ser calificado como una traición a los pobres.
  • Consolidar un ambiente político de convergencia, entre el ejecutivo y el Congreso, con una agenda mínima que rompa la inercia en la que empezamos a ahogarnos. 

Comentario Final

El Perú tiene todo para superar el desaliento y la parálisis económica que puede desquiciar nuestro futuro. Este gobierno no puede ser una mediocre continuación de los años del nacionalismo, junto con el apoyo de Fuerza Popular y de una más presente clase dirigente, está llamado a hacer y comunicar a los peruanos el balance de los últimos tiempos en que pasamos de ‘paria’ o ‘Estado Fallido’ (1990), a ‘Estrella Internacional’ (2011).

Ya sabemos lo que hizo la suerte de milagro que permitió la transformación del país, la reducción de la pobreza y la desigualdad: la inversión privada y un ecosistema pro-inversión y crecimiento.

Ya sabemos lo que desordenó e interrumpió nuestro ‘crecimiento virtuoso’: las ‘ideas muertas’; la acción política anti inversión; la ausencia de la clase dirigente en el debate nacional; la cobardía de los gobiernos para defender las ideas de la prosperidad y el bienestar general, así como para combatir la acción política y los delitos contra nuestros proyectos productivos; las malas estructuras políticas en las regiones, que propician la corrupción; la falta de transparencia en las acciones de gobierno; la captura de buena parte de los medios por la politiquería, el populismo y el escándalo; pero sobre todo, por la falta de liderazgo.

¡Manos a la obra! Lampadia



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