Las autoridades turcas investigaban este miércoles un supuesto vínculo de la ‘bestia negra’ de Ankara, el predicador Fethullah Gulen, con el asesinato del embajador ruso en Turquía, aunque el Kremlin se mostraba mucho más cauto.
El embajador Andrei Karlov fue asesinado el lunes de nueve disparos en la espalda por un policía turco mientras inauguraba una exposición en Ankara.
El policía, Mevlut Mert Altintas, de 22 años, gritó antes de ser abatido querer vengar la tragedia de la ciudad de Alepo, reconquistada por el régimen sirio con el apoyo de Moscú.
Su asesinato ante las cámaras fue denunciado por Rusia y Turquía como una “provocación” destinada a minar las relaciones apenas restablecidas entre ambos países tras casi un año de crisis.
Hecho inédito, Turquía aceptó la participación en las investigaciones de 18 investigadores rusos, agentes de los servicios especiales y diplomáticos enviados por Moscú, que colaboraron en la autopsia del cuerpo en Ankara.
Los dos países están en lados opuestos en la guerra de Siria: Rusia apoya al régimen de Bashar al Asad y Turquía, a los rebeldes que luchan contra él.
Pero Moscú y Ankara se han acercado de forma notable y prueba de ello es un acuerdo patrocinado por los dos países que facilitó la evacuación de civiles de la ciudad de Alepo.
Acusaciones contra Gulen
La prensa progubernamental turca ha acusado al predicador islámico Gulen, enemigo jurado del presidente Recep Tayyip Erdogan y refugiado en Estados Unidos, de estar implicado en el asesinato del embajador, cinco meses después de haber supuestamente movido los hilos del fallido golpe de Estado del 15 de julio.
En la primera acusación oficial de este tipo, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, afirmó el martes que la red de Gülen está “detrás” de este asesinato.
Durante una entrevista con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, Cavusoglu afirmó que “Turquía y Rusia saben que detrás del ataque contra el embajador de Rusia en Ankara, Andrei Karlov, está FETO”, un acrónimo para designar a la red de Gülen, indicó la agencia Anadolu.
Según los medios turcos, las autoridades están investigando los posibles vínculos entre Altintas, que disparó contra el embajador, y Gülen, incluyendo un centro escolar donde estuvo el policía, dirigido por el grupo del predicador.
Las fuerzas de seguridad han detenido a 13 personas relacionadas con el asesinato, entre ellas a familiares de Altintas, según estos medios.
En una sorprendente información, el diario turco Hurriyet asegura que este policía estuvo de servicio en ocho actos en los que participó el presidente Erdogan desde la intentona de golpe de Estado.
En estos actos, Altintas formaba parte del segundo grupo de seguridad de Erdogan, después de sus guardaespaldas personales, escribió Abdulkadir Selvi, conocido por sus contactos en los círculos de poder.
Cautela de Moscú
Moscú ha reaccionado, por su parte, con prudencia ante las alegaciones de Turquía implicando el predicador Gulen.
Es demasiado pronto para decir quién está “detrás” del asesinato del embajador ruso en Turquía, afirmó en sustancia este miércoles el Kremlin,
“No hay que sacar conclusiones precipitadas hasta que la investigación no haya determinado quién está detrás del asesinato de nuestro embajador”, dijo el portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov.
“Es evidente que los rusos no van a quedar satisfechos con explicaciones del tipo ‘el asesino de Karlov era un gulenista’. Pedirán, en cambio, pruebas sólidas”, escribe Murat Yetkin, editor jefe de Hurriyet.
Desde el golpe de julio, Turquía ha acrecentado la presión sobre Estados Unidos para que extradite a Gulen.
“Tenemos que dejar (a los investigadores) que evalúen hechos y pruebas antes de llegar a conclusiones” respondió el departamento de Estado estadounidense, a través de su portavoz John Kirby.