Uno de los grandes desafíos del próximo Rally Dakar, del 2 al 14 de enero, serán las seis jornadas en Bolivia, a una altura de más de 3.000 metros, lo que lleva a algunos pilotos a entrenarse en cámaras hipobáricas para aclimatarse a esas condiciones extremas.
“Va a ser una carrera distinta, sobre todo las etapas en altura, donde cuesta un poco más adaptarte y sobre todo donde no sabes cómo vas a adaptarte”, declaró el experimentado piloto español Joan ‘Nani’ Roma tras conocer este miércoles en París el exigente trazado de la próxima edición, que partirá de Asunción el 2 de enero y acabará en Buenos Aires el 14 de ese mes.
Además de recorrer territorio paraguayo y argentino, el Dakar-2017 tendrá seis jornadas en Bolivia, incluida una de descanso en La Paz.
El diseñador del trazado, el expiloto Marc Coma, ganador de la prueba en cinco ocasiones (todas en motos) y que en 2015 dejó la competición para formar parte de la dirección de la carrera, prometió un Dakar de “condiciones extremas y diferentes”, desde una humedad casi del 100% en Paraguay, temperaturas de más de 40 grados en Argentina y de frío y sobre todo mucha altura, entre 3.500 y 4.600 metros de altitud en Bolivia.
“Marc nos ha metido el miedo en el cuerpo”, bromeó su compatriota ‘Nani’ Roma, que más seriamente se felicitó de que las duras condiciones de carrera y navegación abren el abanico de aspirantes a la victoria.
“El año pasado tuve el problema en la segunda etapa en el que perdí una hora (se quedó atrapado en el barro con su auto) y ya no pude remontar porque fue un rally de ir muy deprisa siempre”, sin grandes problemas de navegación u orientación, explicó.
Para adaptarse a esas condiciones extremas de altitud, Roma se está entrenado en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona) en una cámara hipobárica que simula un entorno en altura “para intentar enseñar al cuerpo y a la cabeza las sensaciones” de ese medio hostil.
Uno de sus principales competidores, el francés Cyril Despres (cinco veces ganador del rally en motos) sigue un método similar para prepararse “a la prueba más dura del mundo”.
“Estoy entrenando para no perder muchas facultades físicas por la altura, sobre todo la visión y la oxigenación. Me preparo en una cámara hipobárica e incluso voy a dormir unos días y también modificamos la temperatura del gimnasio para poner más calor”, explicó.
Despres, no obstante, coincidió con Roma en que por mucha preparación que haya, uno no se habitúa a la altura. “No soy boliviano, solo soy un francés que vive en Andorra”, bromeó.
El uso de estas cámaras hipobáricas es muy costoso y solo se lo pueden permitir los pilotos oficiales de las marcas más potentes que compiten en el Dakar. Los más modestos se tienen que conformar con entrenamientos más ‘normales’.
Una española en autos
Es el caso de la joven española Cristina Gutiérrez, quien a sus 25 años correrá por primera vez la mítica prueba con un Mitsubishi. “Yo no tengo nada de eso”, declaró la piloto burgalesa, que añadió que para prepararse hace mucho “ejercicio anaeróbico en el gimnasio”.
“El recorrido si lo miras todo es verdad que asusta un poco, pero me lo tomo etapa a etapa, con el objetivo de poder acabar”, añadió Gutiérrez, que se declaró admiradora de Laia Sanz, su compatriota que compite en la categoría de motos.
Para otros, como el andorrano Albert Llovera será aún más complicado, ya que sufre una paraplejia desde que tuvo un accidente de esquí cuando era joven.
“El año pasado, con la altura sufría espasmos en la mitad del cuerpo que tengo paralizada y me tiraba 15 o 17 horas con espasmos y eso me consume muchísimo, porque es como si estuviera todo el rato trabajando”, explicó el piloto, que por segundo año participará al volante de un camión.
Para preparase, Llovera no se ha movido de su país. “Tengo la suerte de vivir en Andorra, a 1.500 m de altitud y he hecho mucho ejercicio en (la estación de esquí de) Grandvalira. Eso es todo lo que puedo hacer”, declaró.
“No he estado nunca en una cámara hipobárica” concluyó con una sonrisa socarrona.