Esta evaluación, publicada por la revista médica británica The Lancet Infectious Diseases, es la primera de este tipo que evalúa los riesgos de transmisión de esta enfermedad viral, que ha afectado ya a 1,5 millones de personas en Brasil.
Los autores del estudio llegaron a estas cifras mediante un modelo matemático que mezcló variables como los visitantes recibidos de países de América Latina afectados por la epidemia, las condiciones climáticas, la densidad de la población y la eficacia de los sistemas sanitarios.
El zika se transmite mayoritariamente por las picaduras de los mosquitos y a veces por contacto sexual.
La infección, más bien benigna para la mayoría de las personas, es considerada como responsable de complicaciones neurológicas y sobre todo de graves anomalías en el desarrollo cerebral (microcefalia) entre bebés recién nacidos cuyas madres estuvieron infectadas por el virus (en más de 1.600 casos de bebés nacidos en Brasil recientemente).
“Cerca de 2,6 millones de personas viven en regiones de África y de Asia Pacífico donde las especies locales que mosquitos y las condiciones climáticas hacen posible en teoría la propagación del virus del Zika”, reveló el principal autor del estudio, Dr Kamran Khan, académico experto en enfermedades infeccionas residente en Toronto.
Este jueves, las autoridades estadounidenses informaron que en la playa de Miami hay mosquitos que dieron positivo a la prueba del Zika, convirtiéndose en potenciales vectores.
Los países que podrían verse más afectados en teoría son India, donde 1.200 millones de personas podrían verse expuestos al virus, China, donde hay 242 millones de personas que habitan zonas de riesgo, Indonesia con 197 millones, Nigeria con 178 millones, Pakistán con 168 millones y Bangladés con 163 millones.
El núcleo del estudio son posibilidades estadísticas, ya que una de las mayores incertidumbres que rodea el zika, es que es difícil evaluar el número de personas que han estado en contacto con el virus en el pasado, ya sea la vertiente asiática o en la africana.
No existe vacuna, tratamiento ni pruebas de diagnóstico rápido para este virus descubierto en 1947 en Uganda en un mono. Desde entonces la enfermedad pasó a desarrollarse en seres humanes en países de Asia y de África.
Las primeras epidemias fueron en 2007 en Micronesia y después en 2013 y 2014 en la Polinesia Francesa.
La epidemia actual, que golpeó con fuerza Brasil, pertenece a la familia asiática del virus, por lo que el tema de la inmunidad entre cepas es clave.