El sismo, de 6,2, golpeó en plena noche el centro del país y devastó varios poblados montañosos donde, 27 horas después los equipos de socorro luchaban contra el reloj en busca de sobrevivientes atrapados bajos los escombros. También ocasionó más de 350 heridos y cientos de desaparecidos.
El jefe de Protección Civil, Fabrizio Curcio dijo a la cadena televisiva estatal RaiNews 24, que la cifra de víctimas sube de hora en hora ya que hay mucha gente atrapada bajo los cúmulos de piedra o desaparecida.
“Es posible que el número de víctimas crezca”, había advertido por la tarde el jefe de gobierno italiano, Mateo Renzi, quien recorrió la zona afectada en las horas de la tarde y prometió ayuda para las familias damnificadas.
Los equipos de socorristas se aprestan a una larga noche de búsqueda, conscientes que corren contra el reloj para hallar y rescatar con vida a las personas atrapadas bajo los escombros hace casi 24 horas. “El sistema no se detendrá durante la noche” dijo Curcio.
Según fuentes de prensa al menos cien personas siguen sin aparecer y probablemente han quedado sepultadas vivas y unas 2,000 resultan damnificadas.
Entre las víctimas figuran muchos niños, así como una familia entera, padre, madre y dos hijos, que por horas los socorristas intentaron salvar.
Decenas de bomberos, policías y voluntarios trabajan desde hace horas sin descanso en las pequeñas localidades de Amatrice y Accumoli, en la región del Lacio, y Arquata del Tronto, en la región de Marcas.
El terremoto, que se sintió en Roma y Venecia, despertó a la población a las 03H30 locales (01H30 GMT) y desde entonces se han registrado cerca de 200 réplicas.
El epicentro fue localizado cerca de Norcia, una ciudad de la región de Umbría, a unos 150 km de Roma, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Los heridos más graves fueron evacuados a la capital de la provincia, Rieti, así como a hospitales de Roma y Florencia en helicópteros.
Las autoridades decidieron movilizar al ejército para las labores de rescate, que resultan particularmente complicadas debido a que se trata de pequeñas localidades de montaña y para garantizar la seguridad de la población por la temida llegada de ladrones.
Durante toda la jornada residentes y voluntarios excavaron entre nubes de polvo e inclusive con las propias manos las montañas de piedras y pedazos de edificios y casas reventadas por el movimiento telúrico.
Perros expertos en rastrear personas y los teléfonos móviles han servido para ubicar personas entre los escombros.
Los habitantes de las localidades más afectadas se preparaban a pasar su primera noche a la intemperie, mientras las autoridades disponían los cuerpos en parques y jardines cubiertos por mantas y sábanas improvisadas.