Viernes, 22 de Noviembre del 2024
turismo



La Municipalidad de San Isidro celebra el Día Internacional de los Museos con visitas guiadas gratuitas

Publicado el 16/05/16

CASA MUSEO MARINA NUÑEZ DEL PRADO  

La Municipalidad de San Isidro celebra el Día Internacional de los Museos ofreciendo recorridos gratuitos a la Casa Museo Marina Nuñez del Prado de lunes a sábado de 9 am. a 5 pm. Los sábados el tour incluye una visita al Bosque El Olivar y a la Casa de la Cultura a partir de las 3 pm. La Casa Museo Marina Núñez del Prado está ubicada en calle Antero Aspíllaga 300, San Isidro.

La escultora boliviana Marina Núñez del Prado vivió más de veinte años en el Perú creando y amando la vida y el arte. Esos felices años los paso en una casona ubicada  en medio del Olivar de San Isidro junto a su esposo el escritor peruano Jorge Falcón. Construida en el año 1926 por Luis Alayza y Paz Soldán la casona de estilo neocolonial fue una de las primeras edificaciones en el bosque.

En la segunda planta de esta casa, Marina tenía su taller. Todos los días se levantaba temprano y luego de desayunar subía a su estudio donde pasaba largas horas dibujando y esculpiendo sus maravillosas obras en materiales tan diversos como el granito, el alabastro, el ónix, entre otros.

Pronto sus creaciones en piedra, madera, onix y granito fueron tantas que todos los rincones de la casa las albergaron. Así fue bautizando cada sala con un nombre distinto que describía a las esculturas que las contenían. La casa paso a ser su propio espacio de exhibición en donde recibía a sus amigos y seguidores que deseaban admirar su obra.

Marina fue una talentosa mujer de muchos intereses e inquietudes, que nunca dejó de lado sus raíces aimaras como ella misma decía. Y, admirar y coleccionar la artesanía de su país fue una de las cosas que más feliz la hicieron a lo largo de su vida. Visitaba ferias artesanales, talleres de artistas populares y mercados típicos en busca de distintas piezas que inmediatamente pasaban a formar parte del paisaje de su hogar.

Cada rincón de su casa taller contenía obras de arte que hablan de la propia esencia de su autora y de sus intereses. El jardín era una de los espacios más especiales para ella pues le permitía exponer sus esculturas de gran tamaño al aire libre para que todo el que pasara por ahí disfrutara de su arte. Por eso su deseo siempre fue que la casa y todas sus obras pudieran ser siempre apreciadas y la única manera era donando su obra a la fundación que lleva su nombre para ser exhibida permanentemente al público.

 



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