Todos los padres primerizos se han preguntado, alguna vez, si el desarrollo infantil de sus hijos progresa al ritmo que debiera. Pues ahora todas esas interrogantes tendrán respuesta, pues el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa – Sineace ha elaborado un “Marco de referencia de los Mapas de Progreso de desarrollo y aprendizaje para niños menores de 6 años”.
Este documento permite clarificar lo que todo padre debe esperar de sus hijos en los primeros 6 años de vida, pues orienta al adulto que acompaña al niño sobre las metas que los menores de 72 meses deben alcanzar.
Así, observando los mapas podrá reconocer en qué parte de este proceso de desarrollo se encuentra el niño tanto a nivel de comunicación, corporeidad, conocimiento del mundo y a nivel personal social.
En la publicación también se indica que los aprendizajes en los primeros años de vida son de gran relevancia, ya que se establecen los fundamentos del potencial biológico, cognitivo y social; es decir, se define la capacidad que tendrán para desarrollarse y consolidarse como ciudadanos responsables.
Es así, que estos mapas de progreso de desarrollo y aprendizaje establecen las expectativas que guían al adulto sobre el proceso de desarrollo y aprendizaje, permitiendo monitorear y promover la atención integral de los niños.
Cabe indicar que el Sineace asumió la tarea de construir estándares de aprendizaje a nivel inicial de Educación Básica Regular, teniendo como referente las trayectorias de desarrollo infantil temprano, reconociendo que este es el factor clave para el desarrollo humano.
Los mapas de progreso de educación inicial, para su mejor entendimiento, han sido divididos en dos ciclos. El primero de ellos, a su vez, está subdividido en tres niveles: alrededor de 9 meses, alrededor de 18 meses y alrededor de los 24 meses; mientras que el segundo se subdivide en cuatro niveles: alrededor de 36 meses, alrededor de 48 meses, alrededor de 60 meses y alrededor de 72 meses.
En ellos se detalla cómo debe ser su comunicación, su desarrollo motor autónomo, su expresividad motriz, su participación en los cuidados, la construcción de las formas y el
espacio, la construcción de ideas sobre el mundo, y el conocimiento y valoración de sí mismo, así como la construcción de relaciones con el otro y el entorno.