Los cuatro millones de Alpacas que viven en Perú se crían en remotas localidades de los Andes surorientales y su apreciada fibra de más de 24 tonos naturales llega a Estados Unidos, Europa y Asia. “(En Perú) tenemos más del 80 por ciento de toda la población alpaquera del mundo”, dijo a la agencia de noticias Associated Press, Moisés Asparrín, un ingeniero zootecnista y administrador de un fundo a más de 4,000 metros de altitud de una compañía peruana llamada Michell, que exporta y vende ropa de lujo.
Cada pelo de alpaca tiene un diámetro que varía entre 17 y 30 micras, casi un tercio del grosor del cabello humano, explicó. El pelo contiene burbujas de aire microscópicas en su interior que mantienen fresca una prenda en días cálidos y retienen el calor corporal en días fríos. El recorrido de la fibra empieza tras el esquilado anual de cada animal, del cual se pueden sacar hasta 3.7 kilos. Se escogen las hebras más finas y se lavan, secan, ordenan y convierten en hilos para finalmente tejerlas.
Unos 1.2 millones de campesinos peruanos pobres crían alpacas, pero deben luchar contra enfermedades como la sarna y contra el frío por debajo de los cero grados Celsius, que azota los Andes a mitad de año. En julio de 2015, las autoridades de Puno dijeron a Associated Press que las dos primeras semanas de ese mes habían muerto 171,000 alpacas, la mayoría crías. La libra de producto —casi medio kilo— se vende a tres dólares, pero la misma cantidad en el mercado internacional puede llegar a los 300 dólares, según la dirección agraria de Puno.
A más de 300 kilómetros de Puno se encuentra Arequipa, una de las ciudades más importantes del sur de Perú, donde existen fábricas de telas e hilos y diversos talleres que realizan al año unos 46 millones de prendas de alta costura —como chaquetas de punto abiertas (cárdigans), suéteres, abrigos y chalinas— destinados a tiendas de Estados Unidos, Alemania y Japón.
Desde 2014, el gobierno lanzó la marca sectorial “Alpaca del Perú” para posicionar el producto en mercados de lujo global, destacando que el 80 por ciento de la producción mundial de alpaca proviene de Perú y que la fibra ya había sido usada por los incas. “Me siento súper feliz de poder trabajar con esta fibra, de llevarla al mundo en estas exposiciones, pasarelas; es una fibra noble, una fibra de lujo, realmente maravillosa porque abriga, es ligera, es suave”, dijo Jenny Duarte, una diseñadora en Arequipa.