Se inaugura el primer bar que homenajea al escritor Julio Cortázar
Publicado el 29/12/15
Lima, dic. 29. El jazz, las letras y el café, tres de las pasiones del escritor argentino Julio Cortázar, se unen para dar forma a un bar inaugurado en una esquina de Buenos Aires a modo de homenaje. Seguidores del autor de Rayuela se volcaron al novísimo local en busca de momentos solemnes.
Los ojos claros y las cejas tupidas del autor argentino reciben, desde una imagen ubicada sobre la puerta principal del bar, a los comensales que se acercan para pasar un rato entre objetos e íconos que recuerdan todo el tiempo a uno de los escritores más reconocidos del país austral.
Café Cortázar, emplazado en un edificio construido en 1898 en el barrio porteño de Palermo, recupera la tradición gastronómica de la esquina en la que fue creado, para homenajear la vida y la obra de este escritor, con un ambiente temático, explicó Romina Metti, su encargada de comunicación.
Bestiario
Una vez dentro, los visitantes pueden degustar platos que llevan los nombres de algunas de las obras más célebres del escritor, como la picada ‘Bestiario’, en honor a uno de sus libros de cuentos, o el café ‘La maga’, por la figura femenina de su novela Rayuela.
La música de fondo es el jazz, el género musical preferido del escritor argentino nacido en Bélgica, quien supo reflejar su pasión por el swing en el cuento El perseguidor, con un personaje principal basado en el saxofonista estadounidense Charlie Parker.
El ambiente cortazariano continúa con dos murales alegóricosdel artista plástico Ricardo Villar y con mesas inspiradas en los bares parisinos que aparecen en Rayuela, escrita y ambientada en la capital francesa.
La experiencia no termina allí: en el primer piso hay una muestra de fotografías inéditas del artista Bernardo Cornejo Maltz,quien vivió durante un año en el departamento que habitaba Cortázar en el barrio Rawson, en la capital argentina.
El fotógrafo tomó imágenes del interior de la vivienda y de lo que veía el escritor a través de la ventana de su cuarto, cuando se sentaba a escribir con su Olivetti Lettera 22, a modo de ensayo visual.
El bar está pensado para que los fanáticos de Cortázar puedan disfrutar de sus obras mientras se toman un café o comen algún platillo delicioso.