Perú es la nueva apuesta. Las empresas españolas, en especial las Pequeñas y Medianas (Pymes), buscan el calor del sol peruano para avivar el proceso de expansión en América Latina. Los capitales ibéricos se han embelesado por el crecimiento económico de esta nación, que en los últimos 14 años ha repuntado en promedio un 5% anual, frente a una media del 3% en la región. “Somos el nuevo protagonista y le hemos plantado cara a los destinos tradicionales de inversión como México, Chile, Colombia y Brasil”, afirma Bernardo Muñoz, consejero económico comercial de la Embajada de Perú en España.
Perú vivió una primera oleada de inversión española en los noventa. La mayoría era capital de grandes compañías que contribuyeron al desarrollo de los servicios públicos. El segundo embate ocurrió entre 2000 y 2008, cuando el país había ganado estabilidad política y económica, explica Luisa García, presidenta de Cámara Española de Comercio en Perú. “El último desembarco fue el más importante”, añade. En los últimos seis años se han instalado 278 firmas españolas y suman ya 422 en el territorio. El 82% de ellas (345) son pymes de diversos sectores, desde la construcción hasta los servicios.
La llegada de las pymes españolas no es casual, argumenta Luis Uranga, director de UR Global, consultora experta en gestión de filiales. “Las pequeñas y medianas empresas son arrastradas por las grandes compañías que se han instalado para realizar grandes proyectos en casi todos los sectores”, detalla. Los capitales ibéricos han sido de tal relevancia que España se ha convertido en el principal inversor en Perú desde la década de los 90.
Actualmente, las firmas españolas en el país andino contribuyen con un 9% al PIB y han generado casi 500,000 puestos de trabajo, según la Cámara Española de Comercio en Perú. El Gobierno, resalta Hugo Perea, economista en jefe de BBVA en Perú, tiene sobre la mesa una treintena de obras de infraestructura por realizar en los próximos años, que superan en conjunto los 20,000 millones de dólares, y cuenta con una incipiente clase media que demanda mejores servicios.
“El país está lleno de oportunidades, pero hay que tener mesura”, destaca. El país andino ha sido víctima de la caída en el precio de las materias primas (en especial, las mineras). El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha reducido del 3.2% al 2.4% el repunte del PIB para este año. El organismo internacional ha insistido que el país debe buscar nuevas fuentes de crecimiento.
“Perú necesita encontrar nuevos motores para sostener su desarrollo futuro. Para salir de este entramado será necesario impulsar la productividad y diversificar la economía”, coincide Sebastián Nieto, economista de la unidad de América Latina de la OCDE. “Cuando una empresa decide entrar a un mercado mira el crecimiento económico, el nivel de ingreso y la robustez del consumo interno”, detalla Ángel Melguizo, jefe de la unidad de América Latina del Centro de Desarrollo de la OCDE. Pese a todo, afirma, el estado del país es “envidiable que ya quisieran muchos países de la región”.
Los economistas de la OCDE comentan que la época de bonanza ha permitido que el 30% de los ciudadanos escalara a la clase media. Pero este último grupo, dice Melguizo, es vulnerable ante los choques económicos. “Un ingreso en estancamiento y una clase media en peligro son factores que impiden un mejor consumo”, señala.
Instalarse en Perú no es cosa de dos días. “Las empresas españolas deben ser pacientes”, afirma García, de la Cámara Española de Comercio en Perú. Uno de los grandes retos al que se enfrentan es la baja productividad, dice Sebastián Nieto, de la OCDE: “La productividad de un trabajador peruano es apenas el 20% de la de un empleado estadounidense… la baja calidad en la educación explica esta brecha.