Enfrascada en sus propios problemas, la Unión Europea ha pasado casi por alto los importantes cambios sociopolíticos que se han producido en una parte de América Latina en los últimos 20 años. El populismo imperante en Venezuela, Brasil y Argentina (donde parece haberse abierto una puerta con la elección de Mauricio Macri) ha hecho mucho ruido y ha impedido seguir los progresos, bastante más discretos y silenciosos, de otro grupo de países partidarios del libre comercio.
Como la mayoría de economías de la región, Colombia, Chile, México y Perú sufrieron en los ochenta y la primera mitad de los noventa su propia crisis de deuda. Pero a diferencia de los socios del Mercosur, que luego de la reestructuración de la deuda adoptaron un modelo más proteccionista, México y los países andinos se abrieron al mercado global. Los buenos resultados conseguidos en términos de crecimiento y empleo los ha llevado a perseverar en esa política cuya máxima expresión hasta el momento es la Alianza del Pacífico.
Creada oficialmente en abril de 2011, esta iniciativa de integración regional cobró mayor fuerza en julio de este año cuando entró en vigor la supresión del 92% de los aranceles que gravan el intercambio de bienes y servicios entre los cuatro países miembros. El 8% restante se desgravará de manera gradual en los próximos siete años.
Para analizar el potencial de la Alianza del Pacífico y el impacto que tendrá en su relación comercial con la Unión Europea, el diario CincoDías, decano de la prensa económica en España,, en colaboración con BBVA —el banco internacional con mayor presencia en el bloque—, celebró un desayuno de trabajo que contó con la participación de los representantes comerciales en España de los cuatro países socios.