Eran casi las 4 de la tarde. En el trayecto desde la avenida Brasil hacia el estadio vi mucha gente con camisetas de la selección, algunos caminando, otros trotando rumbo al Estadio Nacional para buscar a los famosos revendedores, noté también mucha gente pesimista, esos que hablan siempre mal de Gareca, Pizarro y hasta de Yahaira, la novia de Farfán. Existían también los supersticiosos en ese largo camino, que hacían notar que no era un buen día para celebrar, quieran o no el martes 13 había llegado y las especulaciones quedarían de lado en una cancha donde solo 22 hombres podrían dar la razón o no a los muchos habladores. Entré a una tienda para comprar un “red bull”, los exámenes parciales llegaron en una semana donde me hubiera gustado solo hablar de fútbol, pero el cansancio por no haber dormido temprano no podría ser más que un sentimiento de revancha. Desde aquel zapatazo de Zambrano en la espalda de un chileno hasta horas antes del partido, no pude dejar de pensar en el clásico del Pacífico, partido decisivo para empezar un nuevo sueño, sueño que poco a poco durante esta fría noche se fue convirtiendo en uno de los peores que he tenido.
Ambiente con mucho folklore en las afueras del estadio, todos los canales de televisión haciendo sus previas. Pasaban los minutos y mientras ingresaba al José Díaz, los hinchas hacían su fiesta al ritmo de un conocido vals del tío zambo Cavero. El argentino Pitana sería el árbitro del encuentro, mi tío me lo había advertido hace un par de días “Sobrino ese árbitro argentino siempre tira para los grandes, y quieras o no, hoy por hoy Chile es un grande”, mi tío es uno de esos pesimistas que solo buscan alabar un resultado negativo mencionando que puede predecir el futuro de la selección porque cree ser un analista de aquellos. No había tiempo para pensar en que el trabajo del juez iba a ser malo, o que Alexis Sánchez, Arturo Vidal o Eduardo Vargas por algo son muy cotizados en el fútbol internacional, todos queríamos que los hombres de Gareca demuestren que pueden dar talla ante el rival eterno.
Perú empezó bien el partido, Paolo se complementa mejor con Farfán a pesar de que la posición del delantero del Flamengo es más adelantada, la “foquita” se siente muy cómodo. El partido le quedaba como anillo al dedo a Cristian Cueva que se hizo dueño del sector izquierdo, Ballón muy bien y también Lobatón que mejoró en comparación del primer tiempo en Barranquilla hace algunos días, pero la defensa peruana sufriría una gran desconcentración en la primera llegada de peligro sobre el arco de Pedro Gallese, un buen pase por derecha de Isla cayó en los pies del que más sabe, Alexis Sánchez vacunó sin problemas para marcar el primero, habían pasado siete minutos y la visita ganaba en el José Díaz. El nacional enmudeció por dos minutos, hasta que el gol de Jeffri nos devolvió la esperanza, hasta que la acción irresponsable de Cueva llegó en el minuto 23, el árbitro Pitana algo exagerado levantó con el brazo derecho la cartulina roja para echar al jugador que es comparado con el “grande capo Oropeza”, todos agacharon la cabeza, parecía que la historia se volvería a repetir, sería muy difícil con diez enfrentarse a una selección que si le das un espacio puede matarte.
El gol de penal de Farfán, en la jugada muy discutida dentro del área, solo sería es espejismo. Chile se acomodaba para cazar a su presa, era cuestión de tener paciencia para atacar, le dieron abajo a uno de los que más aportó ofensivamente, Carrillo salía lesionado del campo con pocas posibilidades de quedarse más tiempo, pero lo más anecdótico es la inocencia que tuvimos esos minutos en los que solo teníamos nueve hombres, y si a fin de año a alguien se le ocurre dar un premio por “sanos” pues de hecho sería para nuestra selección. Eduardo Vargas y luego Alexis Sánchez para despojar el buen ánimo de las tribunas y poner el “mute” los cánticos de la hinchada, esos hinchas que demostraron ser fríos para un clásico, pudientes para pagar una entrada de casi cien soles pero no iguales a las gargantas del pueblo, esos que pueden hacer sentir miedo al rival desde el primer minuto, luego llegaron dos goles más pero ya saben el final de la historia, al escribir esto no solo siento pena por este mal paso para la clasificación, que se pone cuesta arriba sino porque el clásico rival no tuvo excusas “peruanas”, “pifiaron nuestro himno”, “no nos dejaron dormir una noche antes”, es simple, Perú se vio nuevamente con el señor irresponsabilidad, Cueva cayó en la provocación del rival y perjudicó al equipo, aunque faltan 16 fechas para el proceso eliminatorio, podemos darnos cuenta que mientras nuestras acciones no cambien podríamos quedar nuevamente en los últimos lugares de la tabla sudamericana, una pena, regresemos a nuestra realidad, regresemos a nuestro descentralizado peruano, a ver si a uno se le olvida este desastre y puede ir tranquilo al estadio este fin de semana para apoyar a su equipo.
Fecha N°2 Eliminatorias Rusia 2018
Brasil (3) Venezuela (1)
Paraguay (0) Argentina (0)
Uruguay (3) Colombia (0)
Ecuador (2) Bolivia (0)