Galería ICPNA Miraflores (Av. Angamos Oeste 120)
Inauguración: Jueves 21 de mayo; 7:00 p.m.
Hasta el 21 de junio
Además de orfebre, ceramista, escultor y medallista, Carlos Bernasconi (Lima, 1924) es sin lugar dudas, el grabador peruano más importante. Para esta muestra, se ha reunido una selección de sus xilografías en madera más notables, realizadas durante un periodo que sobrepasa los sesenta años, abarcando diversas temáticas: retratos, desnudos, paisajes, estampas de viaje, abstracciones, entre otras. La curaduría está a cargo de Manuel Munive.
Este importante repaso por los grabados del maestro Bernasconi que serán mostrados próximamente en un libro catálogo, se inaugura el jueves 21 de mayo en la Galería ICPNA Miraflores (Av. Angamos Oeste 120) y estará abierta al público hasta el 21 de junio de martes a domingo de 11 a.m. a 8 p.m.
CARLOS BERNASCONI (Lima, 1924). Realiza estudios en la Escuela de Bellas Artes de Lima entre 1943 y 1945. En 1950 viaja a Brasil para asistir a un curso de perfeccionamiento en técnicas de grabado y obtiene la beca que le permitió viajar a Madrid para estudiar dibujo y grabado en la Real Academia de San Fernando y prácticas en la Fábrica Nacional de Moneda. En Roma estudia diseño en la Academia Nazionale di Disegno; modelado y grabado de medallas en la Scuola dell’Arte della Medaglia y de xilografía en la Scuola San Giacomo. Asiste también a los cursos de dibujo en la Academia de la Grande Chaumiere, París.
En 1959 se desempeña como escenógrafo de la Compañía Nacional de Comedias y del Canal 9 y regresa a Italia para cursar, durante dos años, estudios de cerámica en CALAL. En 1964 obtiene una beca del Instituto Internacional de Educación que le permitió hacer un recorrido de seis meses por los Estados Unidos y asistir a un ciclo del Pratt Institute de Nueva York. En 1967 se hizo cargo del curso de diseño en metales en la Escuela de Artes Visuales de la Facultad de Arquitectura de la UNI de la que luego sería Director.
En 1979 con el apoyo de la Fundación Fullbright enseñó escultura en cerámica en la Southeast Missouri State University, donde también hizo una exposición de grabado y orfebrería. En 1991 fue Asesor para el Programa de Desarrollo Artesanal en Haití auspiciado por la ONU. En 2004 asiste al II Congreso de Peruanistas en Sevilla. Ha expuesto en Lima, Nueva York, México, Caracas y Roma.
BERNASCONI, XILÓGRAFO
“Carlos sabe todas las técnicas”, aseguraba el ceramista y pintor Félix Oliva cuando se trataba de dejar en claro a qué estirpe de artista pertenecía su amigo y colega, Carlos Bernasconi (Lima, 1924). Y esa afirmación de hace por lo menos cuarenta años es válida hasta hoy y evidente para todo aquel que visite el taller de Bernasconi, un ámbito de trabajo en el que coexisten el pintor, el orfebre, el escultor y, sin duda, el grabador. Y esta exposición resume, precisamente, su trayectoria de más de sesenta años dedicados al grabado en madera.
Algunas de sus primeras xilografías surgen de las evocaciones de su infancia en las alturas de Cajamarca, lugar al que viajaba durante las vacaciones escolares para visitar la hacienda del abuelo materno quien era, además, su tutor. Esta experiencia debió ser fundamental para su formación artística y especialmente para dotar a su inconsciente de un imaginario que ni las experiencias en París, Roma, Madrid o Nueva York pudieron borrar. En aquellas xilografías prolonga —involuntariamente— el imaginario indigenista al presentar campesinos y arrieros dentro de una geografía agreste y constituirán el antecedente de las dos carpetas realizadas a mediados de los años setenta: Espantapájaros (1976) y Arrieros (1977) que se expusieron con éxito en la galería de Ivonne Briceño.
Dentro de su prolífica producción destacamos tres series particularmente notables: los retratos de intelectuales que formaron parte del círculo afectivo de nuestro artista, como el poeta Alejandro Romualdo, el crítico Sebastián Salazar Bondy —con quien publicaría al alimón, en 1961, un exquisito libro ilustrado con linóleos, El señor Gallinazo vuelve a Lima— o el del pintor arequipeño Alfredo Ruiz Rosas, de 1953, extraordinaria realización al buril. Si trabajando directamente sobre el taco xilográfico, y muchas veces sin boceto, obtiene estampas de un trazo rotundo y esquemático, estos retratos de los años cincuenta son la prueba del realismo que el oficio de Bernasconi alcanzó.
La serie Urbanos, en la que encontramos peatones febriles y absortos, parece contrapeso y complemento de aquellas otras dedicadas al mundo rural cajamarquino y es en ella donde se hace evidente que la principal diferencia de la xilografía de Bernasconi con la “indigenista” radica en el dinamismo de sus composiciones respecto al estatismo que se impone en aquella.
Sus xilografías “paisajistas” merecen también un comentario aparte pues resultan insólitas en un país que, a pesar de su variedad geográfica, no cuenta con artistas que la “exploten” programáticamente: hallamos allí vistas del “Cañón del Colca”, de la ciudad del Cusco y de las playas y los acantilados de las bahías de Paracas y Lima, resueltas en varios colores.
Seleccionamos también grabados de las series dedicadas a la Mujer y a la pareja, a la masacre de Uchuraccay, a la profanación de la hoja de coca por el narcotráfico y al transporte público limeño, entre muchas otras. Hemos incluido, además, un conjunto de las xilografías no-figurativas a color que Bernasconi ha ejecutado con asiduidad a lo largo de los últimos diez años.
Manuel Munive Maco
Curador de la muestra