Lima. Cine Arte Larcomar de UVK Multicines presenta una de las películas con mayor trascendencia en el cine ruso. Desde este jueves 9 de abril ‘La Balada del Soldado’ llega para deleitarnos con lo mejor de la cinematografía soviética.
La balada de un Soldado cuenta la historia de un joven soldado soviético de comunicaciones en plena II Guerra Munidal, que logra destruir 2 o 3 tanques con un rifle AT y al cual por este hecho le van a conceder una medalla. El en revés de la medalla pide que le den un par de días de permiso para volver a su casa a reparar el techo. Aquí comienzan las aventuras de este soldado para llegar a casa, de polisón en algún tren o pidiendo aventones, donde conocerá a una bella joven
Esta película representa lo mejor de la cinematografía soviética durante el breve periodo de “deshielo” de la Guerra Fría. Esta etapa, que comenzó en 1953 con la muerte de Stalin, planteó la posibilidad de una coexistencia pacífica entre el capitalismo y el comunismo. El famoso discurso de Nikita Jruschov de 1956, en el que el nuevo líder del Partido Comunista denunciara el culto a la personalidad y las purgas estalinistas, también tuvo un efecto en el manejo de las empresas culturales soviéticas, generando mejores condiciones para la creación artística. Para 1962, con la crisis de los misiles en Cuba, el deshielo había concluido y con él la burocracia se impuso de nuevo sobre la espontaneidad de los artistas.
abe recordar que en esa década el cine soviético era objeto de burla entre los espectadores occidentales a causa de las limitaciones impuestas por el “realismo socialista” favorecido por Stalin. Se decía que la diferencia entre el cine que se hacía en Hollywood y el que se hacía en Rusia era que el norteamericano contaba la historia de amor entre un hombre y una mujer mientras que el soviético prefería narrar el romance entre un labriego y su tractor. No les faltaba razón a los detractores de las películas rusas, aunque el prestigio del comunismo también llevara a los espectadores “conscientes” a soplarse los más infames churros de propaganda colectivista con tal de sentir que estaban colaborando a la derrota del capitalismo y al fin de la explotación del hombre por el hombre.
De ahí el éxito de La Balada del Soldado, premiada en Cannes, Estados Unidos, Inglaterra, Italia y la propia URSS. Representaba una alternativa, más personal e intimista, frente a otras cintas cuyo principal objetivo era convencer al resto del mundo (y a no pocos rusos) de las bondades del comunismo con argumentos desmedidos y frecuentemente ridículos. Georges Sadoul, que nunca fue un crítico confiable, pero que gozaba de gran prestigio por aquellos años, llegó a decir en su “Historia del Cine Mundial” que se trataba una “lírica historia de amor entre el desconcierto y los dramas de la última guerra, pintados con una verdad sin afeites”.