Domingo, 22 de Diciembre del 2024
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Karol Szymanowski (Stabat Mater) y Ludwig Van Beethoven (Novena Sinfonía)

Publicado el 16/03/15

Goethe-Institut Lima comienza este jueves una corta temporada con transmisiones de conciertos desde la Filarmónica de Berlín. Este jueves a las 19:30 proyectará el concierto que se realizó el 9 de noviembre de 2014 con motivo de los 25 años de la caída del Muro de Berlín.

El programa consta de:

  • Karol Szymanowski – Stabat Mater
  • Ludwig van Beethoven—Novena Sinfonía

Ingreso libre—capacidad limitada.

Karol Szymanowski
1882 Tymoszówka (actualmente Ucrania, en ese entonces Polonia)
1937 Lausana (Suiza)
Stabat mater op. 53

El Stabat mater, terminado en 1926, fue una composición por encargo. Se suponía que debía ser un réquiem, pero el compositor de 44 años de edad, que ya sufría de tuberculosis, temió el efecto Mozart, quien escribió el réquiem para su propio funeral, y eligió otro género. Los motivos religiosos no desempeñaron ningún papel, pues Szymanowski era ateo y habría preferido evitar cualquier referencia a la tradición litúrgica, pero al no ser posible, tuvo que encontrar un compromiso para su stabat mater: Eligió un texto en latín del siglo XIII, pero traducido al polaco. Después de una exhaustiva investigación, se tomó la libertad de pedirle prestados ciertos pasajes a Palestrina, combinando su polifonía con elementos melódicos y rítmicos de la música antigua eslava occidental. Además incorporó dos himnos de la iglesia polaca.

El carácter meditativo de la composición se debe al compás lento y a la limitada línea melódica. En comparación con la Tercera Sinfonía, la orquesta es pequeña. Ni el stabat mater ni la Tercera Sinfonía pueden interpretarse como una respuesta a la Novena de Beethoven, pero dos obras indican hasta qué punto Szymanowski se había distanciado de su antiguo ídolo Beethoven.

Los lazos entre Polonia y la Novena de Beethoven quizá no hayan tenido un gran significado en el campo político, pero históricamente tienen un valor único.

En 1941 la Biblioteca Nacional de Prusia ocultó el manuscrito de la Novena Sinfonía en tres lugares diferentes (el Castillo Fürstenstein en Silesia, Altmarrin en Pomerania y en la Abadía Beuron en Baden-Württemberg). La partitura que antes estuvo en la posesión de Anton Schindler, secretario de Beethoven, fue a Silesia, y quedó después de la guerra en territorio de polaco.

En 1977 el gobierno polaco devolvió este tesoro a la RDA. De este modo el original se encontraba en parte en el este y en parte en el oeste.

El Muro corría por el medio de la obra – para ser más precisos, a través de la gigantesca doble fuga en la final. No fue hasta la reunificación alemana, que todas las partes de la sinfonía fueron reunidas de nuevo bajo la protección de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano. Nuestros vecinos del otro lado del río Oder jugaron un papel importante en este desarrollo, ya que sin el deseo de los polacos por la libertad y sin Solidarnosc el Muro no habría caído en 1989.



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