La tasa de desempleo fue de 11,2% en enero luego de registrar 11,3% en diciembre, es decir 140.000 desempleados menos, indica Eurostat. En total eran 18,059 millones de personas sin empleo en enero.
La misma tendencia registró el conjunto de la Unión Europea (de 28 miembros). El desempleo cayó una décima en comparación al mes anterior, a 9,8%, esto es 156.000 personas menos. Las personas sin empleo eran 23,815 millones en enero en toda la UE.
El desempleo en Alemania, país que registró la tasa más baja de desocupación de la UE, cayó una décima para situarse en 4,7%.
En España también se registró una caída del desempleo, esta vez de dos décimas, a 23,4%, aunque este país es, detrás de Grecia, el que mayor desempleo tiene en la UE. En enero eran 5,391 millones de personas sin empleo en España.
Grecia registró en noviembre –según los últimos datos disponibles– una tasa de desempleo de 25,8%, sin cambios en relación a octubre.
La variación de este indicador fue positiva para Francia por primera vez desde noviembre. En enero el desempleo fue de 10,2%, la primera vez que este índice varía desde noviembre cuando alcanzó 10,3%.
Entre los menores de 25 años el desempleo en la zona euro fue en enero de 22,9%, dos décimas menos que en diciembre.
España sigue siendo el país con el mayor número de desempleados en esta franja de la población, con 50,9%, esto es 806.000 desempleados. En diciembre era de 51,3%.
Le sigue Grecia, que en noviembre registró 50,6% de desempleados menores de 25 años, sin cambios en relación a octubre.
Inflación sigue en negativo
En tanto, la inflación en la zona euro siguió en terreno negativo en febrero, según la primera estimación de Eurostat, aunque la tendencia a la baja de los precios fue menos pronunciada que en enero.
Los precios en los 19 países miembros de la zona euro registraron una contracción de -0,3% en febrero, tras marcar una caída de precios en enero de -0,6%, embalados a la baja por los precios de la energía.
Este es el tercer mes consecutivo de retroceso de precios, lo que no aleja el temor a una deflación, un fenómeno nocivo para la economía caracterizado por una baja prolongada y generalizada de los precios.
Esta situación llevó al BCE, tras meses de dudas, a lanzar un programa de compra de deuda pública y privada a partir de marzo que supone una inyección de liquidez de hasta 60.000 millones de euros al mes en la economía, al menos hasta finales de septiembre de 2016, un programa de un total de 1,14 billones de euros.
El conjunto de la inflación sin tener en cuenta la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco fue de 0,6%. De estos rubros el único que registró una evolución negativa fue la energía, los otros registraron una evolución de 0,5%.