La epidemia de fiebre hemorrágica dejó hasta ahora 6.900 muertos en los tres países, donde la inseguridad alimentaria es ya un problema crónico, subrayaron en un texto las agencias onusianas alimentarias, la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Ambas agencias señalaron que la enfermedad y las restricciones consecuentes (cierres de fronteras, cuarentenas) han supuesto “un impacto significativo para el sector agrícola en los países afectados”.
En su comunicado conjunto, las agencias incidieron en el impacto económico que está teniendo en los tres países más afectados “la pérdida de productividad, la caída de los ingresos debidos a la enfermedad y los fallecimientos a causa del ébola, y el hecho de que la gente no trabaje por miedo al contagio”.
Las restricciones aplicadas para combatir la epidemia están además “perjudicando gravemente el acceso de la gente a la comida, amenazando su modo de vida, perturbando los mercados de alimentos y las cadenas de procesamiento, y exacerbando la escasez derivada de las pérdidas de cultivos”.
Actualmente medio millón de personas están en riesgo severo de padecer hambre, una cifra que podría elevarse a un millón en marzo de 2015 “a menos que se mejore drásticamente el acceso a los alimentos y se apliquen medidas para salvaguardar la producción y almacenamiento”.