Lunes, 4 de Noviembre del 2024
El chef Miguel Ángel Valdivieso Bravo, uno de los más reconocidos cocineros peruanos en España, se encargó de darle sabor peruano a la ciudad marroquí de Rabat, informó la Cancillería.
La Embajada de Perú en el Reino de Marruecos –a cargo del embajador extraordinario y plenipotenciario Carlos Manuel Velasco Mendiola, también embajador de Perú en Senegal– y la Oficina Comercial de Perú (Ocex) en la ciudad de Casablanca –centro económico, comercial y financiero de Marruecos, sede de las principales industrias y el puerto más grande del norte de África–, con la colaboración de la escuela profesional de cocina College LaSalle de la ciudad de Rabat, organizaron en la capital marroquí una exquisita degustación de gastronomía peruana.
Asistieron los principales chefs de la ciudad, así como empresarios, líderes de opinión sobre cocina, autoridades locales, cuerpo diplomático, entre otros, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú mediante nota de prensa. Cabe destacar que la Ocex de Perú en Casablanca fue creada en marzo de este año –tras el cierre de la Oficina Comercial en la capital, Rabat–, ha sido encargada al consejero económico comercial de Perú en Madrid, Bernardo Muñoz Angosto; y es una de las tres Oficinas Comerciales con que cuenta Perú en África, además de las Ocex en Pretoria (Sudáfrica) y Acra (Ghana).
Estuvo a cargo del evento gastronómico realizado en Rabat, el cocinero peruano Miguel Ángel Valdivieso Bravo –chef propietario de los restaurantes Tampu y La Cevicuchería, en la ciudad de Madrid, miembro de la directiva de la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega) en el Reino de España y uno de los cocineros peruanos más respetados en el país ibérico–. Valdivieso Bravo dirigió a un grupo de estudiantes del College LaSalle, con quienes –además de brindarles un taller práctico sobre cocina peruana– preparó un menú para los asistentes.
Dicho menú consistió en nueve platos tradicionales de la culinaria peruana, como cebiche, papa a la huancaína, ají de gallina y escabeche de pescado; y algunas fusiones como makis de quinua y anticuchos de cordero. Los postres estuvieron representados por el tradicional suspiro limeño y el ranfañote –el dulce más antiguo de Lima, hecho a base de trozos de pan bañados en miel de chancaca y acompañados de pecanas y nueces–.
