Lunes, 29 de Abril del 2024
turismo



Exposición antológica “El futuro es nuestro y/o por un pasado mejor. 1983-1967”

Publicado el 07/10/14

Del 10 de octubre al 23 de noviembre

Galería Germán Krüger Espantoso

 

“El Futuro es nuestro y/o por un pasado mejor” es el título de la próxima muestra de Rafael Hastings que comprende un largo periodo experimental (1967-1983) que ha sido poco presentado en el Perú. La exposición que ha sido curada por Miguel López  recupera por primera vez dos exhibiciones completas llevadas a cabo en París y en Lima, así como otras muestras internacionales presentadas en ese mismo período por el artista.

 Estas incluirán videos, arte postal, registros de acciones efímeras, dibujos, instalaciones, esculturas sonoras y material inédito, relevante para el estudio de esta época de la Historia del Arte y de la presencia de Latinoamérica en el mundo. Este es un período poco estudiado y del que se tiene escasa información pero que sin embargo organizó el arte contemporáneo actual.

Esta gran exhibición antológica se inaugura con invitación el viernes 10 de octubre a las 7:00 p.m. en la Galería Germán Krüger Espantoso (Av. Angamos Oeste 120). Estará abierto al público con ingreso libre del 11 de octubre hasta el 23 de noviembre.

Rafael Hastings, Lima

Realizó estudios de pintura en Lovaina, en la Real Academia de Bellas Artes de Bruselas y en el Royal College of Art en Londres. Su primera muestra individual fue presentada por Jean-Luc Godard y Maurice Béjart en Bélgica. Ha realizado más de un centenar de exposiciones alrededor del mundo.

Su obra se encuentra representada en prestigiosos espacios como el Museo de Arte de Berlín, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de la Ciudad de París, el Museo de Arte de Lima y en renombradas colecciones privadas como la colección del Banco Lambert en Bruselas, la colección Jessop en Melbourne, la colección Asuma en Tokio, la colección Elías, Rodrigo & Medrano de Lima, y la colección Fishbourne de Nueva York.

Ha recibido diversas distinciones: Premio Codex de Pintura Latinoamericana, Premio de la Bienal de Medellín, Premio de la Bienal de París, Premio de la Crítica Alemana, entre otras. Su trabajo ha sido objeto de numerosas monografías, artículos, ensayos, películas, videos, estudios y libros.

Durante casi cinco décadas, el trabajo artístico de Rafael Hastings ha sido el resultado de una imaginación sin tregua. Su obra ha perforado toda distinción material, técnica o estilística, desplazándose indistintamente entre la pintura y el cine, la coreografía y el arte postal, la poesía y la música, el dibujo y una serie de acciones sin nombre que se funden con el vivir cotidiano. Su extenso trabajo es la reformulación, una creación espontánea que ocurre y habita lo que el artista tiene a la mano, sin distinción, sin jerarquía, sin prejuicio.

La exposición El Futuro es nuestro y/o por un pasado mejor. 1983-1967 revisa el periodo menos conocido de su obra: sus incursiones efímeras, proyectos y experimentos desarrollados entre la mitad de los años 60 y principios de los años 80 entre América Latina y Europa. En ese periodo, el artista desarrolló una serie de actos que fueron gestos de provocación ante el conformismo cultural y el conservadurismo de aquellos que demandan un arte moderado en instantes de sobresalto social. Su obra se ubica así a medio camino entre la delicadeza de lo fugaz y la aspereza de la anarquía, entre la revisión iconoclasta del pasado y un deseo fulgurante por imaginar el futuro.

Desde un inicio Hastings parece haber tenido claro que las fronteras colocadas por la historia de las artes han sido un equívoco épico necesario de revocar. Varias de sus obras tempranas, como la serie Historia del arte (1964-1967), superponen lúdicamente fragmentos de la historia de las representaciones, deshaciendo el lugar canónico de algunas figuras del arte de Occidente. Esta operación de apropiación y desencaje, de fagocitación y parodia, se convertirá en adelante en un modus operandi que le servirá para cuestionar las construcciones culturales establecidas.

Su estadía en Europa y sus intermitentes visitas a Lima en la segunda mitad de los años 60 le permitieron realizar incursiones efímeras, por ejemplo, incorporando un concierto de música en vivo en el espacio de exposición o produciendo acciones masivas en el borde de lo absurdo y lo teatral que interpelaban a la pasividad de la audiencia. En todos los casos se trataba de situaciones burlescas que atentaban contra la solemnidad y seriedad burguesa del arte. El año 1968 imprimió una marca importante en su trabajo: las revueltas estudiantiles de mayo en París le obligaron a reformular drásticamente sus estrategias de acción.

1970 es otro año importante: Hastings presentó una gran exposición en la galería Yvon Lambert en París —la galería más importante de arte conceptual de Europa— en donde desmontó la historia de las representaciones pictóricas del arte de Occidente. Pocos meses después, presentó en el Museo de Arte Italiano en Lima una serie de textos manuscritos, en los que analiza el desarrollo de la pintura en el contexto local, así como el rol político, económico e institucional de Juan Acha, el más importante crítico de arte de la época. Ambas obras encendieron una exaltada polémica ante la cual Hastings se posicionó declarando el fin de un arte entendido como una mera decoración de superficies.

Esa embestida crítica sobre el sistema del arte, sus formas de dominación y legitimación histórica, así como su rechazo explícito a ser asimilado como parte del movimiento llamado “arte conceptual”, lo llevaron a hacer de su obra un elemento cada vez más elusivo. El artista concibió obras a modo de afiches, postales o declaraciones, que distribuyó masivamente o inserta en publicaciones y catálogos. Hastings apostó así por la táctica de entrar y salir de la institución, de parasitar irónicamente el medio artístico.

 En un texto inédito de 1970, a propósito de las posibilidades del artista en un contexto de deseos revolucionarios, Hastings declaró: “Lo único que se nos presenta es la posibilidad de un doble combate, de un lado, un trabajo al interior del arte burgués, desarrollando sus contradicciones, reventando sus pudores, sus silencios, descubriendo los velos de lo que oculta, hablando de las cosas de las que no habla. De otro lado, no debemos abandonar la burguesía, la dirección de los seudo-productos que deja caer en la masa, por ejemplo, la televisión, la fotonovela, y la prensa vespertina. Dejar la televisión en manos del amigo de un ministro cualquiera, la foto-novela a cargo de escritores-publicistas, y la prensa al servicio del escándalo cotidiano necesario es una dimisión, una deserción para un revolucionario”.

 Durante los años 70 e inicios de los 80, Hastings realizó también proyectos meditativos, que observan la relación conflictiva entre el artista y el Perú, o que exploran la geografía y sus desplazamientos personales. El artista creó una serie numerosa de Dibujos mentales, diversos proyectos basados en montajes de fotocopias vinculados a documentos encontrados, misas escultóricas, guiones teatrales inspirados en el desierto costeño, así como experimentos con cine y video. Dichos proyectos parecen ir en búsqueda de situaciones imposibles, procurando arañar el infinito o imaginar paisajes desprovistos de todo tiempo, historia y tradición. Hastings define estas obras como la “tranquilidad total después de la batalla”.

Miguel A. López

Curador



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