Lunes, 25 de Noviembre del 2024
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Viggo Mortensen en el 71 Festival Internacional De Cine De Venecia

Publicado el 01/09/14

Italia se viste de gala para celebrar uno de los certámenes más importantes y reconocidos en el mundo del Séptimo Arte. Durante diez días, desde el 27 de agosto hasta el 6 de septiembre, se llevará a cabo la 71ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, que como todos los años se da cita en el Palazzo del Cinema de Venecia, en la isla del Lido, una franja de unos 12 km donde se mezcla el estilo tradicional de un antiguo barrio de pescadores, con el ambiente más selecto y exclusivo de la zona, donde destacan hoteles de renombre como el Grand Hotel des Bains o el Grand Hotel Excelsior, cafés como el histórico Lion’s Bar o el famoso Casino de Venecia.

blog-71-festival-cine-veneciaUna atmósfera llena de glamour en la que desfilarán estrellas y directores que competirán por los tres tipos de galardones que se entregan durante el festival, como son el León de Oro a la mejor película y también destinado a entregas honoríficas, el León de Plata al mejor director, aunque en algunas ocasiones también se ha destinado a otras películas a concurso, cortometrajes o mejores debutantes, y por último la Copa Volpi, el galardón más antiguo del festival (el primero se entregó en 1934) y que premia a la mejor actriz y actor principal, aunque durante algunas ediciones también se ha destinado a los mejores actores de reparto.

Paralelamente al certamen se proyectarán diversas producciones independientes, películas de ensayo, conferencias, ceremonias, que completarán un evento que hará que durante los próximos días el mundo del cine tenga sabor italiano.

El actor del día. No cabe duda de que Viggo Mortensen es una de las figuras más fascinantes del cine contemporáneo. Su mirada penetrante y su ancha mandíbula parecen haber recorrido todo los rincones del globo y del Planeta Cine. De la saga de ‘El señor de los anillos’ del neozelandés Peter Jackson a todo su trabajo con el canadiense David Cronenberg, pasando por ‘Jauja’ de Lisandro Alonso –una de las mejores y más radicales películas de 2014–, la presencia de Mortensen es un sinónimo de intensidad, presencia e inteligencia. Hay algo elemental en la relación de Mortensen con la gran pantalla: sus movimientos conjugan de forma paradójica la ampulosidad y la ligereza. No es atlético, pero es un extraordinario actor físico. Eso lo diferencia de casi todos los otros grandes intérpretes actuales. Sus iguales habría que buscarlos en el viejo Hollywood, entre gente como John Wayne o Kirk Douglas. Y luego está su nobleza incuestionable. Resulta fascinante ver lo que ocurre cuando Mortensen se ve obligado a interpretar a un criminal, como en ‘Las dos caras de enero’: el espectador se descubre inmediatamente tentado de imaginarlo en la piel de su antagonista; en este caso, el chico inocente al que interpreta Oscar Isaac. Todo lo dicho hasta el momento podría simplificarse evocando uno de los pequeños grandes placeres del cine de nuestros días: ver a Mortensen ladear la cabeza y esbozar una media sonrisa cómplice con la comisura de los labios.

La película. En ‘Loin des hommes’ de David Oelhoffen, Mortensen interpreta a Daru, un excombatiente de la II Guerra Mundial nacido en Argelia y de padres andaluces. En 1954, Daru se encuentra trabajando como profesor en una escuela para niños argelinos cuando estalla la Guerra de Argelia. “Para los franceses éramos árabes y ahora para los árabes somos franceses”, afirma el personaje de Mortensen, que es invitado a abandonar el país en el que nació y que siente como suyo –una tesitura parecida a la que enfrentaba Isabelle Huppert en ‘Una mujer en África’–. Además, Daru se ve empujado por las circunstancias a escoltar a un prisionero argelino hasta un cuartel policial francés. Una travesía en la que la pareja de extraños, que comparte la incomprensión de su gente, forjará un vínculo que trascenderá el trágico contexto en el que habitan. Así, la didáctica ‘Loin des hommes’ se alinea con ese cine bélico que celebra la supervivencia de los valores humanistas en las condiciones más adversas. Una liga menor del género de guerra en la que encontramos desde ‘No Man’s Land’ hasta la mayoría de las películas bélicas de Steven Spielberg. Por fortuna, Mortensen entrega algunos momentos de grandeza física y emocional, pero ni siquiera esas gemas pueden salvar al filme de su superficial impersonalidad.

El director. La figura de Fatih Akin genera controversia en el seno de la cinefilia. Para algunos, se trata de un lúcido y enérgico retratista de las tensiones entre oriente y occidente –su mirada atenta contra la visión idílica de una Europa del bienestar–. Sin embargo, para otros (entre los que me incluyo), Akin es un claro exponente de un tipo de cine maniqueo en el que la mirada demiúrgica del director impone su ley a cualquier precio. En ‘The Cut’, que se ha presentado hoy a competición en la Mostra, Akin realiza su película más ambiciosa hasta la fecha: una gran producción que retrata la crudeza y las consecuencias del genocidio armenio de la segunda década del siglo XX a través del viaje del Alepo a Estados Unidos, pasando por el Líbano y Cuba, de un hombre que busca a sus hijas desaparecidas durante el conflicto (un correcto Tahar Rahim). En ciertos momentos de ‘The Cut’, los más lánguidos, Akin consigue dejar a un lado su fijación por golpear a sus personajes con caprichosas fatalidades –momentos que se acercan a la versión más aventurera y física del cine épico–, pero la ilusión de estar ante una interesante película de género se va disolviendo a medida que la dimensión melodramática y expeditiva del relato va acumulando desgracias –algunas razonables, la mayoría arbitrarias– sobre la espalda del maltrecho protagonista.



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