Edimburgo, set. 18. Una masiva asistencia de escoceses se observa en los locales de votación que acuden hoy día al referéndum para decidir si continúan siendo parte del Reino Unido (NO) o se apartan y forman una nueva nación independiente (SÍ).
Los votantes acudieron incluso antes que los centros de sufragio abrieran en Edimburgo y de acuerdo a estimaciones oficiales se produce hasta un 80% de la población, y varios sectores de la sociedad de Escocia hablan de la satisfacción de esta expresión democrática.
Hasta el momento no se han registrado mayores incidentes en los 2,608 centros de votación en Escocia, en los cuales se estima que por primera vez 109,000 adolescentes entre 16 y 17 años sufragarán por primera vez.
La población electoral de Escocia se estima en unos 4.3 millones que decidirán, con un ajustado margen entre ambas opciones, según los últimos sondeos, el NO a favor de permanecer en el Reino Unido, tendría 53% de respaldo, frente a un 47% que está con el SÍ por la separación.
“El daño que este referéndum ha hecho a Escocia, con la división de familias, comunidades, es realmente aterrador, creo que la amargura que esta campaña ha causado va a durar mucho tiempo, mucho tiempo”, dijo Alistair Eastern, un jubilado de 60 años, tras votar en Edimburgo.
“Me sentí diferente hoy respecto a las elecciones pasadas, sentí que podría estar haciendo una diferencia y que mi voto cuente”, dijo Aidan Ford, de 23 años, tras votar en la ciudad de Glasgow.
Escolares con banderas saludaron líder independentista Alex Salmond en el pueblo de Strichen en su distrito electoral en la región agrícola de Aberdeenshire, en el noreste de Escocia.
“Es un momento extraordinario. Es una oportunidad única en la vida”, Salmond dijo a AFP, tras emitir su voto.
También hubo momentos anecdóticos, con una línea de personas lavando en frente del Castillo de Edimburgo con el lema “¡Vote con los pantalones limpios!” y una bandera escocesa cubierta sobre una estatua del novelista y dramaturgo Sir Walter Scott.
En Glasgow, banderas escocesas podían verse colgando de una estatua de la reina Victoria en el centro pero en el Royal Exchange Square, la burla era de carácter más tradicional, la estatua del duque de Wellington estatua tenía un “cono de tráfico” encima.