El fotógrafo José Carlos Orrillo explora el sitio arqueológico de la Quebrada Santo Domingo, ubicada en la provincia de Trujillo, La Libertad, en un intento de honrar un espacio con el cual mantiene vínculos afectivos y cognitivos de larga data. El proyecto que inició en el verano del 2011 en la actualidad continúa en proceso.
A través del tiempo, el trabajo de Orrillo ha manifestado un interés entre la experimentación visual y la manipulación de imágenes en laboratorio; el registro documental, la fotografía de espacios sagrados y arquitectura prehispánica y el retrato de estudio. En “Viaje a la quebrada” desarrolla una experiencia de acercamiento ritual al paisaje con una serie de acciones que son, a su vez, registradas en video y fotografía.
Nanda Leonardini, Doctora en Historia del Arte, nos hace un acercamiento a la muestra del artista: “Orrillo nos presenta imágenes captadas directamente en un entorno mágico, donde la luz, la coloración rojiza de los minerales y la profundidad enigmática de los cerros nos transportan a un territorio atemporal, un reino de silencio y contemplación mística, que parece recordarnos que toda la Tierra es un espacio sagrado”.
“La fotografía de José Carlos Orrillo, -continúa Nanda Leonardini- además de la belleza y sensibilidad que guarda, en este momento se convierte en un testimonio de primera línea al registrar y denunciar la fragilidad por la que atraviesa uno de nuestros más bellos recursos nacionales y culturales”. La exposición que se inaugura este martes 5 de agosto en la Galería ICPNA Lima Centro (Jr. Cuzco 446) estará abierta hasta el 31 de agosto. El horario es de martes a domingo de 11 a.m. a 8 p.m. El ingreso es libre.
José Carlos Orrillo Puga (Lima, 1973)
Artista visual autodidacta radicado en Trujillo. Ha participado en las muestras colectivas Nuevas Historias, galería SUM de Arcadia Mediática, Lima (2013); Cahuachi, el paisaje y la ruina en la Sala Luis Miró Quesada Garland, Municipalidad de Miraflores, Lima (2010); Ancestral Visions, four peruvian artists en la Tremaine Gallery, Lakeville, CT, USA, (2004); Pacto con el momento incierto (1999) y Provincias de la noche sin distancia (2000), ambas en el Centro Cultural de España, Lima, Perú.
Obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional de Intervención en Espacio Público convocado por el ICPNA de Trujillo (2003); ganador del X Concurso Pasaporte para un artista de la Embajada de Francia (2007); finalista del Premio Nacional de Fotografía PUCP (2005) y finalista en dos oportunidades del Salón Nacional de Fotografía ICPNA (2008 – 2012).
Ha publicado “Guardianes” (Biblioteca Abraham Valdelomar, 2014), un libro que presenta un recorrido fotográfico esencial por diferentes espacios sagrados de la costa y sierra peruana, aprehendidos bajo una óptica personal.
Es representado en Lima por la galería Enlace Arte Contemporáneo, con la cual ha participado en la I Bienal de Fotografía de Lima (2012) y en dos ediciones de la Feria Internacional de Fotografía Lima Photo (2010 – 2013).
Además de su trabajo como fotógrafo y artista visual independiente, es Licenciado en Comunicación y se desempeña como docente del área de fotografía en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Privada Antenor Orrego de Trujillo.
Su obra fotográfica forma parte de la colección permanente del Museo de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente expone en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile como parte del proyecto de fotografía peruana contemporánea “La Encomienda”, bajo la curaduría de Ernesto Muñoz (julio-agosto 2014).
Viaje a la Quebrada
El verano de 2011 fue el momento preciso para que José Carlos Orrillo (Lima, 1973) iniciara un ritual fotográfico en la Quebrada Santo Domingo (provincia de Trujillo, La Libertad), como homenaje a esta zona arqueológica intangible repleta de geoglifos y abrigos rocosos con la cual mantiene un larga relación afectiva.
Quebrada de Santo Domingo, en primera instancia expuesta al impacto ambiental del Proyecto Chavimochic y en la actualidad invadida por mafias de traficantes de terrenos, es un área vulnerable en riesgo de desaparición localizada en la costa norte peruana, en el límite entre el desierto y el fértil valle de Moche.
Orrillo, con fina sensibilidad capta la diversidad de formas y tonos en la gama del marrón que le entrega el desierto, matices contrapuestos con un cielo azul intenso con tonalidades propias que sirven como marco de fondo en el segundo plano de la vista. Las mágicas cumbres andinas se contraponen en nudos cordilleranos de diferente altura, en ascenso constante en busca de los Apus milenarios inmersos en un espacio infinito.
Los detalles también son importantes. Son el microcosmos del Todo, encerrado en formatos de menor envergadura, que no por eso dejan de trascender. En ellos se guarda la magia cósmica impresa en milenarios geoglifos, recios testimonios dejados por nuestros ancestros o por la generosa naturaleza que nos ha donado espacios de esta magnificencia.
Esta atracción por los espacios ancestrales es ya un sello distintivo de la estética de Orrillo; resulta por ello pertinente establecer una conexión formal entre su proyecto anterior Guardianes y la serie Viaje a la Quebrada. Si bien en ambos trabajos se percibe un intento por acercarse a la vida secreta que palpita en el paisaje, en el primer caso el fotógrafo utiliza la simetría y frontalidad de las imágenes en espejo para obtener una nueva imagen y emular así los patrones de construcción visual del arte prehispánico.
Por el contrario, en Viaje a la Quebrada Orrillo nos presenta imágenes captadas directamente en un entorno mágico, donde la luz, la coloración rojiza de los minerales y la profundidad enigmática de los cerros nos transportan a un territorio atemporal, un reino de silencio y contemplación mística, que parece recordarnos que toda la Tierra es un espacio sagrado.
Las últimas exploraciones visuales del fotógrafo han corroborado, por fin, que la ilegal invasión a la Quebrada Santo Domingo continúa lenta pero inexorablemente. Ya han sido destruidos varios geoglifos y las huellas de caterpillars y camionetas 4×4 mancillan hoy un territorio que fue honrado y respetado por nuestros ancestros desde el origen de los tiempos. Aquí debemos encontrar el sentido último y urgente de la serie de las Ofrendas fotografiadas por Orrillo: se trata del registro de sencillos actos rituales de gratitud y despedida, realizados por el artista, hacia un espacio sagrado que quizás pronto ya no existirá más.
La fotografía de José Carlos Orrillo, además de la belleza y sensibilidad que guarda, en este momento se convierte en un testimonio de primera línea al registrar y denunciar la fragilidad por la que atraviesa uno de nuestros más bellos recursos nacionales y culturales.
Hola, quisiera saber el nombre del autor de este artículo.
Espero su respuesta, gracias.