Jueves, 26 de Diciembre del 2024
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Los muertos olvidados de Venezuela

Publicado el 21/08/14

ANDRÉS OPPENHEIMER

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dedica gran parte de sus declaraciones públicas a las crisis del Medio Oriente, Ucrania y al calentamiento global. Por eso, cuando lo entrevisté la semana pasada, quise escuchar su opinión sobre algunos problemas de América Latina, incluyendo los muertos olvidados de las protestas estudiantiles de Venezuela.

La violenta represión gubernamental a las manifestaciones estudiantiles de principios de año dejó un saldo de por lo menos 43 muertos, 874 heridos, y 3,306 arrestos, según cifras oficiales. Sin embargo, el tema ha desaparecido de las primeras planas de los medios internacionales.

¿Hizo caso el presidente venezolano Nicolás Maduro al pedido que usted le hizo en marzo, de que “escuchara cuidadosamente” las demandas de los manifestantes estudiantiles e iniciara un diálogo constructivo con la oposición?, le pregunté al secretario general de la ONU.

Ban respondió que la mediación supervisada por la organización regional Unasur y el Vaticano deberían dar un “buen ímpetu” para solucionar la crisis política venezolana, pero sugirió que el gobierno de Maduro no ha hecho lo suficiente para contribuir al éxito de las negociaciones.

“Lo más importante es que el presidente Maduro extienda puentes hacia todos los grupos que puedan tener diferentes posiciones, y que se aboque al diálogo de manera armoniosa e incluyente”, me dijo Ban en la entrevista, que se emitirá completa en CNN en Español el próximo 24 de agosto.

Unasur, con el apoyo del Vaticano, empezó a supervisar un diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición el 10 de abril. Pero Unasur —un grupo diplomático promovido por Brasil y Venezuela en un poco disimulado esfuerzo por resolver los problemas regionales sin la presencia de Estados Unidos ni México— ha actuado como un mecanismo de respaldo al gobierno de Maduro, dicen muchos opositores venezolanos.

 Unasur se retiró de la escena apenas el régimen venezolano logró aplastar las protestas públicas, dicen los críticos. En los últimos meses, los cancilleres de Unasur no han hecho ningún esfuerzo por reactivar el diálogo, agregan.

Un informe de 103 páginas elaborado por la organización de derechos humanos Human Rights Watch tras las protestas estudiantiles, determinó que hubo “un alarmante patrón” de abusos de los derechos humanos, incluyendo asesinatos a quemarropa y torturas, de parte de las fuerzas gubernamentales en Venezuela.

Intrigado por el optimismo de Ban sobre el supuesto “buen ímpetu” generado por la mediación de Unasur y el Vaticano, le señalé que no se ha escuchado una palabra sobre la mediación de Unasur en varias semanas, y que de hecho el diálogo entre el gobierno y la oposición está suspendido.

Ban respondió que aún tiene esperanzas en las conversaciones de mediación y agregó: “nuevamente, convoco a los líderes de la región, y particularmente a Unasur, a debatir este asunto y tratar de contribuir a resolver esta situación”.

A continuación le pregunté a Ban por qué el Consejo de Derechos Humanos de la ONU no ha hecho nada por investigar los abusos cometidos en Venezuela, y se ha mantenido prácticamente en silencio sobre el tema. El Secretario General de la ONU respondió que el Consejo de Derechos Humanos “ha empezado a debatir el tema”.

 ¿Acaso el silencio del Consejo de Derechos Humanos sobre el caso de Venezuela no se debe al hecho de que algunos de sus miembros más importantes son Cuba, China y otras dictaduras próximas al gobierno de Maduro?, le pregunté a Ban.

“No querría hacer comentarios sobre temas en particular, como el caso venezolano. Pero, en general, el Consejo de Derechos Humanos ha sido muy importante y ha tenido un rol esencial en el tratamiento de temas sobre violaciones de los derechos humanos” en todo el mundo, respondió Ban.

Y añadió: “Apreciamos y admiramos mucho lo que ha estado haciendo el Consejo de Derechos Humanos. Ahora, es importante que siempre que se den casos de violaciones de derechos humanos donde sea, incluso en el caso de Venezuela, el Consejo de Derechos Humanos adopte las medidas correctas”.

Mi opinión: Ban merece ser aplaudido por su pedido al presidente de Venezuela de que extienda puentes hacia la oposición, en lugar de —lo que siguen son mis palabras— encarcelar a los opositores y torturar a los manifestantes estudiantiles.

Pero con respecto al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, su labor es calamitosa. Más que un grupo dedicado al monitoreo internacional de violaciones a los derechos humanos, sus miembros — que incluyen a Cuba, China, Rusia, Vietnam y Venezuela— han creado una sociedad de protección mutua para que nadie investigue sus propias violaciones a los derechos humanos.

El pedido de Ban al gobierno venezolano y a Unasur de que reanuden las conversaciones con la oposición es digno de elogios. Pero el silencio de Unasur y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la sangrienta represión venezolana solo puede calificarse de escandaloso.



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