Aunque la mayoría de los países del mundo han denunciado la escalada de violencia en Gaza, en la mayoría de los casos culpando a ambas partes con diversos niveles de condena hacia una u otra, Brasil se ha singularizado por avalar sin matices la narrativa del grupo terrorista Hamas, y por haber superado incluso a países como Egipto y Jordania en sus acciones contra Israel.
En un comunicado del 23 de julio, el gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff declaró que “condenamos enérgicamente el uso desproporcionado de la fuerza por Israel en la franja de Gaza, que ha resultado en un elevado número de víctimas civiles”, sin mencionar los ataques de Hamas contra Israel.
Agregaba que Brasil había decidido convocar a su embajador en Israel para que regresara a Brasilia para consultas, algo que ni siquiera países árabes como Egipto y Jordania han hecho en momentos de escribirse estas líneas.
El comunicado alineó a Brasil con Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países que automáticamente se alinean con las dictaduras militares y los violadores de derechos humanos en todo el mundo. Según la prensa brasileña, Brasil ahora busca una condena a Israel en la reunión del Mercosur, a realizarse en Venezuela el próximo 29 de julio.
Otros países, incluyendo a Argentina, que normalmente sigue la política exterior de Brasil, condenan el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel, pero al mismo tiempo condenan a Hamas por sus sistemáticos ataques con cohetes contra blancos civiles israelíes.
Estados Unidos y los 28 miembros de la Unión Europea —que consideran a Hamas un grupo terrorista— van más allá, y condenan explícitamente a Hamas por el uso de civiles como escudos humanos.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), anunció el 17 de julio que había descubierto 20 cohetes de Hamas ocultos en una escuela de la ONU en Gaza. Pocos días más tarde, UNRWA informó un nuevo hallazgo similar en otra escuela de la ONU y condenó esta “flagrante violación de la inviolabilidad de estas instalaciones”.
Tras la condena unilateral de Brasil a Israel, este país respondió que la conducta de Brasil “ilustra la razón por la cual ese gigante económico y cultural sigue siendo políticamente irrelevante” en la escena mundial. Funcionarios israelíes dijeron que la durísima reacción de Israel fue por la decisión brasileña de retirar a su embajador.
En comparación, Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea empezaron sus declaraciones acentuando el derecho de Israel a defenderse.
El Consejo de la Unión Europea emitió una declaración el 22 de julio afirmando que “la Unión Europea condena enérgicamente los indiscriminados lanzamientos de cohetes de Hamas contra Israel”, y el uso de “escudos humanos” por parte del grupo terrorista.
El comunicado agrega que “aunque la Unión Europea reconoce el legítimo derecho de Israel de defenderse contra cualquier ataque, subraya que las operaciones militares israelíes deben ser proporcionadas y adaptadas a las leyes humanitarias internacionales”.
La decisión de Brasil de retirar a su embajador de Israel podría deberse a razones políticas internas, o para cortejar a países árabes y africanos en su campaña para lograr una banca permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, dice que Brasil ha mejorado significativamente sus votos en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas bajo el gobierno de Rousseff, pero que esa mejora no se nota en las posturas de Brasil en otros foros o declaraciones diplomáticas. En Latinoamérica, por ejemplo, Brasil ha permanecido en silencio sobre las violaciones de los derechos humanos en Venezuela y Cuba.
“Brasil está haciendo lo correcto al protestar contra Israel por su desproporcionado uso de la fuerza, que ha generado un gran número de víctimas civiles, pero al mismo tiempo no debería dejar de condenar a Hamas por sus ataques con cohetes, indiscriminados y constantes, contra la población civil de Israel”, dice Vivanco.
Mi opinión: Israel puede ser acusado por no tomar más precauciones para evitar muertes civiles, y el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu también puede ser acusado por no hacer lo suficiente para acelerar la muy necesaria creación de un estado palestino, pero no se puede culpar a Israel por defenderse de una lluvia constante de cohetes.
No se le puede pedir a ningún país del mundo que se quede sentado mientras un grupo terrorista dispara miles de cohetes contra sus grandes ciudades, usando escuelas y hospitales como escudos. Mucho menos cuando la propia constitución de Hamas exige la exterminación de Israel.
Si Brasil quiere ser tomado en serio como una democracia moderna y un actor responsable en el escenario mundial, tiene que empezar a comportarse como tal, y ser más balanceado.