Ginebra, abr. 14. El desempleo aumentará en 2018 en otros 75 millones de puestos laborales sin un crecimiento de la economía mundial, lo cual incrementará los 202 millones de desocupados del 2013, estimó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El director general de la OIT precisó que el déficit de trabajo mundial, que comenzó durante el momento más álgido de la crisis financiera, no disminuye y se incrementa por la falta de capacidad para generar trabajo.
De continuar las tendencias de crecimiento del empleo anteriores a la crisis, 62 millones más de personas hubieran tenido ocupación en 2013, pero a menos que la economía global se acelere el panorama no cambiará, sentenció.
Ryder afirmó que la economía mundial aún no se encuentra en un camino de desarrollo sostenible, sólido y equilibrado y que la debilidad de la demanda mundial frena la creación de empleo, los salarios y una mayor recuperación.
Precisó que la consecuencia de esos tres factores es la ralentización en la reducción de la pobreza en el mundo en desarrollo.
Según la OIT, en 2013 el número de trabajadores en pobreza extrema disminuyó a sólo 2,7 por ciento a nivel mundial, una de las tasas más bajas registradas durante la última década.
El directivo de la OIT señaló que las desigualdades de los ingresos también se amplían y la participación de los salarios en el Producto Interno Bruto disminuye, incluso en economías avanzadas, donde los salarios están rezagados en relación con el crecimiento y la productividad.
Recordó que esa tendencia fue encubierta por hogares descontrolados que solicitaban préstamos antes de la crisis, y temporalmente compensados por las innovaciones del mercado financiero que demostraron ser insostenibles.
Estos prolongados problemas estructurales agobian la demanda y frenan la recuperación, sentenció.
Para revertir esa situación, advirtió, deben generarse muchos más empleos, invertir en infraestructura, apoyar a las pequeñas empresas y potenciar el desarrollo de las competencias.
También es urgente restablecer el poder adquisitivo de las familias, sobre todo en los niveles de ingresos más bajos, estas son medidas esenciales para evitar caer en la trampa de un crecimiento débil, alertó Ryder.