Lima, 14 de abril del 2014. Luego de presentar sus dos muestras inaugurales el pasado 10 de abril, la II Bienal de Fotografía de Lima continúa exponiendo grandes trabajos de artistas nacionales y extranjeros en las principales galerías de la capital, y mañana martes exhibirá las obras del fotógrafo amateur arequipeño Guillermo Montesinos (1877-1925) y la recopilación de los 20 años de trayectoria artística de Luz María de Bedoya, en las Sala Luis Miró Quesada Garland y Germpan Krüger del ICPNA, respectivamente.
La ‘Ciudad Blanca’ de principios del siglo XX es el escenario sobre el que recae la mirada de Guillermo Montesinos, un músico arequipeño que desarrolló una profunda pasión por la fotografía paisajista hacia 1913. Sus imágenes de las campiñas characatas y el Misti estarán en la II Bienal de Fotografía de Lima, hasta el 5 de mayo, en la Sala Luis Miró Quesada de la Municipalidad de Miraflores.
Montesinos fue un fotógrafo aficionado cuya actividad comenzó cuando tenía 36 años probablemente, en el contexto de una escena arequipeña de estudios de retratos en los que operaban eximios practicantes de la fotografía entre 1900 y 1935. La fuerza expresiva del arequipeño, cuya práctica fotográfica se desarrolló en el ámbito privado, está plasmada en pocos temas: la casa de la familia, la campiña de los alrededores, el paisaje y los volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu. Además del transcurso del tiempo, el paso de las estaciones y movimientos de nubes en el cielo arequipeño.
Líneas, palabras, cosas
Bajo el concepto del desplazamiento en espacios naturales y urbanos, así como el de las palabras y el lenguaje, se presentará desde mañana y hasta el 8 de junio -en la Galería Germán Krüger del ICPNA- la obra antológica de la fotógrafa peruana Luz María Bedoya. La muestra denominada, Líneas, palabras, cosas, reúne lo hecho por la artista en los últimos 20 años, obra que está marcada por la pérdida y la disolución de los elementos.
“El trabajo de Luz María es un sutil ejercicio de sustracción, es la inversión de aquel anhelo moderno que dice que todo puede ser acopiado, adicionado y excedido. En su trabajo, en cambio, todo el discurso se encuentra desplazado, señalando el tenue borde de aquello que ha desaparecido, que desafía la realidad y que nos arrastra al vacío entre las cosas”, explica Miguel Ángel López, curador de la exposición de Bedoya.
López también cuenta que los proyectos de Bedoya “nacen de lo transitorio para dejar vestigios cuyo destino es siempre incierto. Desde un pequeño papel arrugado insertado en alguna pared, gestos extraviados en la ciudad, desplazamientos inútiles: cada elemento se convierte en una huella de lo imperceptible”.
En más de treinta exposiciones, que se podrán visitar hasta el mes de agosto, la II Bienal de Fotografía de Lima busca recuperar la historia de la fotografía peruana y posicionar a la capital como una ciudad de culturas. Como la de Luz María Bedoya, también destacan la obra retrospectiva de Manuel Moral, una investigación sobre el Fotolibro en América Latina y la participación de reconocidos invitados internacionales: el británico Martin Parr y el bengalí Shahidul Alam.