El Reglamento Disciplinario de la Conmebol es claro en el Artículo 12 inciso 2: “Cualquier asociación miembro o club cuyos aficionados incurran en insultos contra la dignidad humana de otra persona por motivos de piel, raza, etnia, idioma o credo, serán sancionados con una multa de al menos US$ 3.000”.
Pero si la presión brasileña repercute con autoridad en la Conmebol, el desenlace podría ser muy grave para los intereses del Garcilaso. “Si las circunstancias particulares de un caso lo requieren, el órgano disciplinario competente podrá imponer sanciones adicionales a la asociación miembro o al club responsable, como jugar uno o más partidos a puerta cerrada, la prohibición de jugar un partido en un estadio determinado, la concesión de la victoria del encuentro por el resultado que se considere, la deducción de puntos o la descalificación de la competición”, describe el inciso 3 del reglamento.
El triunfo significó para Garcilaso uno de los logros más importantes en sus cortos cuatros años en el fútbol profesional. Y, claro, no le ganó a cualquier equipo. Le ganó nada menos que al campeón brasileño. Sin embargo, la actitud “repudiable” de su hinchada podría costarle caro. Muy caro. Se espera que la Conmebol se pronuncie al respecto en las próximas horas.