Hay amores que pueden más que mil escándalos. Woody Allen podrá ser cuestionado por su conflictiva vida privada, pero en Buenos Aires la admiración por su obra permanece.
Un ejemplo de ello es el artista visual Hugo Echarri, quien ha dedicado su sentido creativo al director neoyorquino y lo materializó en la muestra “Queremos tanto a Woody”, inaugurada el jueves en el Centro Cultural Borges de la capital.
Echarri dijo que lo más fascinante de Allen es el “buceo en el alma atribulada del hombre y la mujer que habitan los grandes conglomerados urbanos, Nueva York, San Pablo, París, Buenos Aires, Roma…”.
El recorrido por la muestra comienza con la proyección de fotogramas de películas intervenidos en televisores colocados en el piso. A un costado, luce un cortinado hecho en papel con el rostro de Allen dibujado en blanco y negro alternado por hileras hechas con los clásicos anteojos que usa el realizador de “Annie Hall” y “Días de Radio”, entre otras.
De pura casualidad, la muestra de pinturas, dibujos, fotografías y videos ideada por Echarri comenzó a exhibirse pocos días después que la hija adoptiva de Allen, Dylan Farrow, denunciara que el director abusó de ella cuando tenía 7 años en 1992.
El escándalo por abuso sexual, que sacudió la vida de Allen hace más de veinte años, resurgió por las críticas de Mia Farrow y sus hijos Ronan y Dylan luego de que el director recibiera un premio en los Globos de Oro por su trayectoria y que su película “Blue Jasmine” lograra una nominación para el cineasta Allen por su guion original y para Cate Blanchett como mejor actriz en los Oscar, que se entregarán en marzo.
“Una cosa es la obra y otra la persona…no siempre coincide la excelencia estética de la persona con la excelencia humana del artista”, opinó Echarri. No obstante, recordó que Allen nunca ha enfrentado cargos por el supuesto abuso ante la justicia estadounidense.
El pasado fin de semana, Dylan Farrow, que hoy tiene 28 años, está casada y vive en Florida, escribió una emotiva carta abierta en la que acusa a Hollywood de encumbrar a Allen.
El cineasta calificó de “falso y vergonzoso” un artículo publicado por el New York Times sobre la carta de Dylan.
Diversos sectores de Buenos Aires, especialmente intelectuales, psicólogos y artistas influidos por el psicoanálisis, se han sentido seducidos por la creatividad de Allen, quien por su nominación de este año en los Oscar suma ya 24 postulaciones para los máximos premios de la cinematografía estadounidense.
“Como parte de su público me siento interpretado por su aguda mirada y reflejado en algunos de sus variados y reconocibles personales”, indicó Echarri.
Verdes, azules y rojos intensos resaltan en una veintena de pinturas de gran tamaño, hechas con acrílicos sobre tela, que retratan a Allen en distintos momentos de su vida, o en fragmentos de sus películas e incluso junto a uno de los personajes más emblemático de la cultura popular argentina, el Gauchito Gil.
También se exhiben retratos de lápiz, acuarela y collage digital de dos personajes muy admirados por Allen: Groucho Marx y Freud.
“Las acusaciones no se han probado, pero si se probaran la obra (de Allen) queda y será siempre reconocida. … Mi muestra, en definitiva, es la obra de un artista que admira la obra de otro artista” , reflexionó el autor.