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Daniel A. Carrión, héroe nacional

Publicado el 17/01/14

Desde hacía varios años, Daniel A. Carrión (1857-1885) estaba interesado en la averiguación y estudio de los procesos gnoseológicos, oriundos del Perú, que diezmaban a la población altoandina de nuestro país. Si bien estos procesos han existido desde tiempos inmemoriales, desde que las condiciones climáticas, orográficas e hidrográficas permitieron el origen de las fuentes y vectores de la enfermedad, las primeras noticias se tuvieron recién desde la llegada de los conquistadores en el siglo XVI, que fueron afectados; y por las versiones de los cronistas que la relataron.

Para el Dr. Gustavo Delgado Matallana, autor de Daniel Alcides Carrión (Fondo Editorial de la UNMSM, 2013), en el transcurso del tiempo, cuando los centros habitados de las zonas altoandinas del Perú eran de escasa población, la comunicación entre ellos era casi inexistente y no había integración a centros de mayor demanda demográfica; no se divulgaban las zonas endémicas de la enfermedad, ni las epidemias que hubieran sucedido. Fue con el incremento demográfico que sucedieron las intercomunicaciones comunales, que hicieron propicio que se conocieran las endemias y epidemias de la enfermedad.

Interés mundial

La llamada Fiebre de La Oroya concitó el interés científico en el Perú y el mundo a partir de un brote epidémico que producía una fiebre maligna anemizante y casi siempre mortal. Esta enfermedad enigmática iba acompañada de una erupción cutánea llamada verruga andícula.

“Cuando se construía el trazo ferroviario Lima-La Oroya, al llegar el tendido a San Bartolomé, distrito de la provincia de Huarochirí, en el km 76 a 1513 msnm, se encontró una compleja topografía: una estrecha quebrada formada por un cañón geológico con prominentes pendientes casi verticales, que impedían la llegada a Matucana, capital de la provincia de Huarochirí en el km 103 a 2389 msnm; por lo cual el ingeniero Ernest Malinowski construyó entre San Bartolomé y Surco (km 91 a 2034 msnm) un puente de fierro tipo Garratt, el más extenso de Sudamérica en el km 84.4 a 1800 msnm, de 218 metros de largo y 80 metros de altura. Este puente estuvo encima del cañón de las Verrugas; por eso fue llamado Puente Verruga y hoy se llama Puente Carrión”, señala el doctor Delgado Matallana.

El verdadero rostro de Daniel A. Carrión.

Esta quebrada, agrega, en 1872 tenía todas las condiciones para la aparición del brote epidémico alarmante de naturaleza enigmática: tugurización de trabajadores chilenos; marineros desertores de los navíos, atraídos por los buenos salarios; chinos “coolies” importados de Macao y peruanos de la costa y la sierra; condiciones climáticas de altura, grandes remociones de tierras e intensas lluvias que propiciaban el desarrollo de lo que hoy conocemos como vector de la enfermedad (Lutzomyia verrucarum), transmisores del agente etiológico (Bartonella bacilliformis); además de campamentos de infraestructura precaria. En este conjunto de adversidades ecológicas eclosionó la epidemia con gran morbilidad y alarmante mortalidad. “Hay una versión que asevera que por cada durmiente que se instalaba en la vía férrea, se producía un muerto”, anota el doctor Gustavo Delgado.

En síntesis, este libro marca el recorrido cronológico y circunstancial de la vida de Carrión, sobre todo de los últimos trece años de su existencia, que culmina con la decisión heroica de la autoinoculación para estudiar y experimentar, en su propio cuerpo, los efectos de la verruga peruana y la “fiebre de La Oroya”.

La primera edición de esta amplia y rigurosa investigación sobre el Mártir de la Medicina Peruana apareció en el año 2000. En esta segunda versión ampliada y corregida, de casi 700 páginas, el también Profesor Emérito sanmarquino se ha preocupado por establecer la ascendencia materna y paterna de Carrión, así como su verdadero rostro; dar a conocer todos los reconocimientos especiales que tiene Carrión en el Perú y en el extranjero; resaltar su patriotismo durante la Guerra con Chile; y comentar todo el proceso de la enfermedad que lo llevó a la muerte el 5 de octubre de 1885.

El doctor Delgado Matallana fue el gestor de la Ley N° 25342 por la cual se le reconoce a Daniel A. Carrión como héroe nacional. Actualmente, en su calidad de presidente de la Asociación Médica Peruana “Daniel A. Carrión”, ha solicitado que los restos de este ilustre sanmarquino y héroe epónimo de Cerro de Pasco reposen en la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico.



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