El Museo Pedro de Osma presenta la exposición de la artista Sonia Bermúdez, “La región más transparente” en colaboración con la Fundación Alto Perú, en la galería de arte temporal, hasta el 19 de febrero de 2014, de martes a domingo en horario corrido de 10h00 a 18h00. El ingreso es libre.
Luego de haber cursado estudios de especialización en dibujo y escultura en la escuela de Cristina Gálvez en la Lima de los 80, Sonia Bermúdez viaja a Europa para continuación con su formación artística en diversos países, y en 1994 se inicia como pintora mural creando el “Taller de Crisálida” especializado en el trabajo del arte mural multidisciplinario que buscaba combinar técnicas de fresco clásicos, veladuras, arte textil e instalaciones, con luces de neón.
Desde entonces ha creado alrededor de 250 obras murales en espacios públicos, hoteles, restaurantes y casa privadas de diferentes países, tales como España: (Barcelona, Girona, Se Agaró, Lloret de Mar, Roses, Empúria Brava, Madrid, Bilbao); Francia: (Cannes); Bélgica (Bruselas); Alemania (Múnich); Polonia (Varsovia); Estados Unidos (Los Ángeles); Andorra; Italia (Verona); Malasia (Kuala Lumpur) y en Lima.
Con motivo de la exposición que Sonia Bermudez realizara en septiembre 2002 en la prestigiosa galería “Alicia Ventura” de Barcelona, el célebre escritor Alfredo Bryce Echenique le dedicó el siguiente prólogo:
LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE DEL ARTE
Se alegrará, sin duda, el gran escritor que es Carlos Fuentes, cuando sepa que he parafraseado el título de una de sus más grandes novelas para abarcar de alguna forma la manera en que Sonia Bermúdez, extraordinaria pintora y escultora peruana, se enfrenta a sus nobles materiales de trabajo.
Quisiera tan sólo mencionar mis impresiones ante su obra hasta ahora inclasificable, incapturable, diría yo, como todo lo que ha sido visitado por el duende o por la magia, por las mil y una mutaciones del más limpio trabajo y rico colorido (siempre en movimiento perpetuo) y por las de la provocadora libre y limpia de ataduras que es como pocas y pocos capaz de crear un diálogo vibrante de los volúmenes.
La transparencia sorprendente que Sonia logra imponerle, a pinceladas y golpes de perfección, a sus más diversos trabajos, realmente infiltran, les incrustan el secreto de su enorme poder de fascinación y encanto. Lo palpable se convierte en algo impalpable, gracias a ese don de lo imprevisible que hace que alcance también el vuelo nuestro poder de percepción.
Virginia Woolf hablaba de un “halo luminoso”, de una suerte de cobertura transparente en la que transcurre nuestra vida desde el nacimiento hasta la muerte. He aquí, creo yo, una manera más de tratar de abarcar la impresión de ligereza y facilidad, de espontaneidad, también, que nos deja la obra de Sonia Bermúdez. La búsqueda, en última instancia, parece ser la de la luz, la de la meridiana claridad, como una emotividad en carne viva que buscara el orden en lo traslúcido, en la tela y en la piedra. Y así caemos en algo que ya no suena a notas musicales, en todos sus matices, y cuya lectura total crea una especie de sonoridad visual.
A mi modo de ver, todo esto da como resultado un discurso en el cual el toque final de la forma estética es a posteriori, porque su realización es como un camino que solo se puede medir cuando se ha terminado para siempre caminar. La obra de Sonia Bermúdez se opone siempre, de esta manera, a la “maqueta boceto”, para convertirse exclusivamente en el movimiento del amor y de la vida. Para ella, la maqueta más absurda sería Kamasutra, modelo rígido y repetitivo. Hace tiempo, y de ahí también semejante penetración en la belleza, que Sonia optó por la frontera hacia lo menos conocido. Hace tiempo que, al alejarse de lo rígido y lo puramente académico, esta extraordinaria artista peruana emprendió el desconocido camino que nos impulsa y arrastra musicalmente hacia la región más transparente del arte. La suya es una labor apasionada y secreta de la que a veces he logrado ser asombrado testigo.