Perú quedó casi fuera del próximo mundial, Uruguay jugó con 12.
Crónica de Luis Ángel Polín (@luchopolin)
Una taza de café, un cigarrillo en el cenicero y una bolsa de ilusiones para esperar la hora indicada para ver el partido en televisión, y si esta vez no vi un partido de la selección con unas cervezas al polo, el motivo fue la ansiedad, ese bicho de la poca fé que le tenía al grupo que en todo el proceso eliminatorio dejó altibajos, proceso en el que hubieron mentiras como los micro ciclos y algunos aciertos como trabajar con juveniles, siendo realistas obviamente y pensando más en el 2018. Y aunque muchos hinchas se ilusionaban con llevar un resultado favorable dirigiéndose en caravana al estadio, a la Calle de las Pizzas para armar la fiesta o hacer las clásicas parrillas en el patio trasero de la casa, otros como yo, cruzaba los dedos y hacía fuerza pues era consciente de que este partido era demasiado difícil, un Uruguay que a comparación de las eliminatorias anteriores se ha convertido en una fiera indomable. Sillón algo viejo pero reconfortarle, tenía la intuición que el sufrimiento iba a darse de todas maneras y evite los gritos acostumbrados arengando a una pantalla de 32 pulgadas.
El partido empezó, como siempre, con un trámite aceptable para Perú, Sergio Markarian había mandado un esquema diferente, haciendo que tácticamente los jugadores estén en ocasiones no muy adecuados al mismo, Josepmir Ballón como tapón en el medio, “cachito” Ramírez algo suelto pero muchas veces tirado por izquierda con buen manejo de balón, y un hombre que cuando le salieron bien las cosas deslumbró como el hombre orquesta en el medio campo: Rinaldo Cruzado. Farfán jugó como un extremo, acompañando en algunas instancias hasta como segundo delantero, haciendo la posta con Paolo Guerrero, que en mi opinión no resultó que juegue mucho pegado a la banda haciendo que la marca sobre él sea algo más sencilla para los laterales celestes, Pizarro estuvo más como un punta, libre y sin organizar, y el puesto no le caía bien al capitán, seamos sinceros aunque anotó algunos goles en el proceso, no es un gran definidor, sino volvamos a ver su remate al sentirse en posición adelantada, recibir el balón solo frente a Muslera y rematar como un niño de catorce años, tal vez fue esa la única acción donde el arbitraje nos favoreció, claro, pero si con todos los errores arbitrales que hubieron en perjuicio de nuestra selección fue como algo que ni tomamos en cuenta, pero por mencionar algunas, el codazo a Jefferson Farfán por parte de Lugano, que solo recibió la amarilla y el codazo de Gargano sobre Guerrero que inclusive le provocó un corte en la ceja sacándolo por algunos minutos del campo lleno de sangre. Una vergüenza el arbitraje del argentino patricio Loustau, pero claro, somos Perú pues y como nunca nos hicimos respetar con este tema del arbitraje, pero si tenemos a un presidente de la Federación que solo piensa en entornillarse a la silla más cómoda de la oficina principal de la Villa Deportiva Nacional, pero si me pongo a hablar de él tendría que hacer una crónica aparte.
Las deficiencias en la defensa existieron, tal vez no tanto con los centrales, aunque el penal en contra de Suarez lo comete Christian Ramos, cuando los charrúas buscaban la forma de hacernos daño, que era desesperarnos a un grupo de jugadores que eran puro nerviosismo e inseguridad, mientras pasaban los minutos los pases imprecisos eran más notorios, la poca velocidad y la presión que ejercieron con Cavani y Suarez fue fundamental para descubrir cuál era el punto débil de nuestra bicolor, y aunque el penal no queda claro al verla en las repeticiones, muy claro nos queda que Luis Suarez puede fabricar cualquier cosa, porque tiene un roce diferente y un nivel que le alcanza sobrado para brillar en Inglaterra con su club, así, la visita se ponía arriba en el marcador, el “Muelón” ejecutaba el tiro de los doce pasos con toda la serenidad con la que se juega una final, un gol que llegó por un descuido de los centrales y por falta de imponer respeto en nuestra área. Pero más allá de eso podríamos mencionar a dos irreconocibles en el partido: Yosimar Yotun y Luis Advincula. Los dos actuaron con muchas dudas por su banda, no desempeñaban la función de meter centros y hasta en jugadas preparadas cayeron en errores que los hacían ver como juveniles de nuestro torneo Sub-20, pero como para ponerle la cereza al pastel el irresponsable lateral izquierdo que ahora juega en una liga importante en Sudamérica como es Brasil, cometió la desfachatez de arrojarle el balón a un rival caído, algo que dio mas vergüenza que el “Churrito” Hinostroza saliendo todos los días en la portada del Trome, para que poner más ejemplos, Yotun a las duchas y sin más comentarios.
El segundo tiempo fue más complicado con el tema inferioridad numérica, el equipo celeste tenías la ventaja de tener más defensores, cerrar espacios y atinar a la contra, algo en lo que están muy atinados en el esquema que presenta el profesor Tabárez en los últimos años, llegaba el gol de Luis Suarez, en una acción donde encontraron muy mal parados a los defensores, la línea de tres que tuvo que poner Markarian con Manuel Vargas por izquierda y después Joel Herrera por derecha, nos hacía arriesgar en nuestro intento de buscar el empate, la definición en conjunto del cuadro “Charrua” fue 10 puntos, y luego con los cambios de Álvaro Gonzales y Jorge Fucile se llenaron de oxígeno para aguantar más después del segundo. El gol de Jefferson Farfán solo quedó para la estadística, a falta de 6 minutos para el final, el “Mago” Markarian pensaba que tenían que cambiarle de “chapa” por que con Perú nunca pudo sacar el conejo del sombrero, el llanto de la “Foquita” al final del partido solo reflejaba nuestra impotencia de no poder llegar a otra cita mundialista y que se van sumando mas años de ver reportajes de partidos pasados en España 82.
La culpa es compartida, no vamos a hablar del Sr. Manuel Burga ni de los canales de televisión que inflaron aún más nuestra esperanza para no caer en el rating, tampoco vamos a felicitar a Phillip Butters por que evitará lavar el carro de Markarian, pero vamos a quedarnos con las palabras del capitán Claudio Pizarro al final: “Mas allá del arbitraje desastroso no podemos caer en los mismos errores de siempre, se habla de poner huevos, los huevos están pero hay que ser inteligentes”, frustración completa de un hombre que solo le faltó un mundial en su hoja de vida para poder convencer, al menos a mí, que fue el peruano más triunfador del fútbol peruano. Con esta eliminación nos dimos cuenta que en el transcurso del proceso hubieron muchos errores, la indisciplina de Manco y compañía en Panamá, los micro ciclos que llamaba jugadores que nunca estarían en la selección, la desorientación mediática de los “4 fantásticos”, los errores tácticos frente a Ecuador, el gol fallado de Carrillo ante Colombia, la expulsión de Guerrero en Montevideo, la desconcentración de Vargas en Asunción, el penal fallado de Pizarro ante Argentina, y tantas cosas más. Fin del tema, hoy cierro la crónica del partido con algo muy claro en mi cabeza: ¿Por qué se habrá sentido tan ofendido Sergio Markarian cuando le dijeron “Ratonero”?. Me hubiera gustado que tenga la idea que no podemos jugarle de igual a igual a todos si somos un equipo chico. Tenemos que estar acostumbrados al dolor y a perder la ilusión.
Foto: Cortesia – El Comercio.