Crónica de Luis Ángel Polín (@luchopolin)
Algunas veces nos asustaron de pequeños con el famoso Cuco, las teorías correctivas de algunos padres nos hacían temer a cosas sin sentido, miedos que cuando creces te quedan en algún momento de tu vida, así, sientes que siempre habrá alguien que te pueda ver derrotado, con miedo. Ronaldinho, un “monstruo”, alguna vez el mejor jugador del mundo sin ninguna duda, este Atlético Mineiro que lidera el dientón logró avanzar en esta Copa Libertadores dejando asustados a varios equipos importantes. Por otro lado Olimpia, a pesar de que no es el equipo de antaño, ese Rey de Copas, y que fue campeón de Libertadores hasta en tres oportunidades, venía muy bien, a enfrentar al Cuco y demostrar que en el primer partido jugado en Asunción, ellos saldrían victoriosos.
Empezaba la primera final del torneo internacional más importante de Sudamérica, esta Libertadores tiene a dos finalistas impensados, sin embargo, nadie le quita los méritos al equipo paraguayo, que jugó con más ganas y pundonor que con fútbol. La disputa del balón fue muy peleada en el medio campo, Mineiro intentaba de a pocos llegar con peligra, tenía como hacerlo, los toques cortos, el buen juego colectivo por momentos desesperaba un poco a los paraguayos. En el minuto 23, Alejandro Silva marcaria la diferencia en el partido, una jugada que nadie esperaba, arrancó bien con el balón el zurdo, dejó atrás a tres rivales y remató abajo y bien dirigido al ángulo inferior izquierdo, la pelota antes de entrar al arco chocaría en el palo, haciendo aún más difícil la intención del arquero Víctor por alcanzar la pelota.
Olimpia ganaba y la alegría desbordaba a los hinchas, además de la ilusión por conseguir su cuarta Libertadores, y el equipo funcionaba al terminar el primer tiempo, fuera de que Salgueiro y Bareiro no tenían muchas oportunidades, el resto del equipo marcó en el medio campo marcando y metiendo, y esa zaga de cuatro al fondo era algo reconfortante para ellos. La anulación del juego de Ronaldinho que tuvo hasta marca personal, hacía sentir menos a los brasileños que no encontraban la formula necesaria. El primer tiempo terminaría así, no había desazón de Olimpia pero si se notaba una ligera preocupación, la vuelta seria en Brasil y ellos tenían que meter más de un gol, pero suena fácil decirlo, pero es difícil hacerlo y más cuando tienes a un equipo de experiencia. Nos íbamos al descanso, y si “Dinho” era un fantasma en el tiempo que estuvo en el campo, el encargado de ponerse el equipo en los hombros era Diego Tardelli, jugador de Mineiro que nunca lo hizo mal.
El partido seguía con el mismo ritmo, ya llegábamos a final, esto no le convenía al local, Olimpia se veía disgustado, no se podía contar con el gol, la acción más clara llegaba en el minuto 40, cuando en una escapada del equipo paragua, Bareiro le pega mal al balón y no aprovecha una de las pocas que se la habían dado en la noche, todos se cogían la cabeza, el dos a cero hubiera sido más fácil de mejorar, pero el Olimpia aun lo intentaba con remates de larga distancia y juegos elaborados desde las bandas, parecía funcionar, pero si tan solo vendría el ansiado gol.
Hasta que llegó el momento épico, minuto 47 de la última parte y una falta se le había dado a Olimpia, en la media luna del área grande, parecía ser la oportunidad de Wilson Pittoni, cogía el balón lo acomodaba a su antojo y la metió en un rincón, arriba bien colocado, era el golazo de la esperanza, un gol que llena de fe a los hinchas paraguayos y la ilusión de ganar la Libertadores, ahora se va a Brasil con un marcador de dos a cero, buscando tal vez un empate y levantar asi la Copa, pero tienen la receta a la medicina en esta primera final anularon a un grande como Ronaldinho y es más Richardlyson un jugador que es pieza clave para el funcionamiento del Mineiro fue expulsado. Olimpia ganó esta primera final demostrando pundonor, coraje pero en especial sabiendo que conocen la receta para no tenerle miedo al Cuco.