La Gran Mega Carrera “Los Nuevos Chasquis del Perú” que recorrió durante 6 días, las regiones de Arequipa, Puno y Cusco, con un total de 675 kilómetros, a través de postas, donde participaron los atletas del Programa Nacional de Maratonistas, finalizó ayer en la Plaza de Armas del Cusco, con una apoteósica bienvenida por parte del pueblo cusqueño.
La partida se realizó el martes 18 de junio, en la Plaza de Armas de Arequipa. Los abanderados para iniciar la prueba fueron los arequipeños Jesica Quispe y Juan José Castro, quienes partieron rumbo al caserío de Imata (4,600msnm), que presentaba un clima no adecuado para los deportistas (-10°), sin embargo el coraje de estos baluartes del atletismo no los amilanó y se pudieron cumplir los 123 kilómetros programados para el primer día.
La siguiente etapa fue entre Imata y Puno con un recorrido de 156 kilómetros, la más larga de esta carrera, ahí los deportistas puneños superaron el intenso frío y las constantes subidas y bajadas de este tramo, destacando los lindos paisajes, así como la fauna local.
Al tercer día, “Los Nuevos Chasquis del Perú”, partieron de la Plaza de Armas de Puno con camino al distrito de Ayabiri. Esta vez, la destacada fondista puneña, Wilma Arizapana, fue la abanderada y recibió la respuesta del pueblo que salió a las calles a darle su apoyo. Antes de llegar a Ayabiri, los atletas pasaron por Juliaca y Pucará, donde nuevamente los pobladores les dieron su voz de aliento como una respuesta a su esfuerzo.
El viernes 21 de Junio, salieron de Ayabiri (Puno) rumbo a Sicuani (Cusco), nuevamente los atletas puneños demostrando su gran estado físico no tuvieron problemas. Al quinto día tomaron la posta los cusqueños quienes recorrieron la ruta Sicuani – Andahuaylillas, teniendo a Jhon Cusi como su más destacado atleta.
Para finalizar esta exitosa carrera, se recorrió 40 kilómetros de Andahuaylillas hacía el Cusco. Fueron 109 kilómetros, donde la gente cusqueña salió a las calles para aplaudir a estos bravos muchachos del atletismo, que llegaron en pelotón a la Plaza de Armas, cerrando uno de los capítulos más pintorescos en el fondismo peruano.