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El FBI pide ayuda a ciudadanos para hallar pistas sobre los autores

Publicado el 17/04/13

Boston “Alguien sabe quién ha hecho esto”, ha declarado en rueda de prensa el agente del FBI a cargo de la investigación del atentado de Boston, Richard DesLauriers. En un apasionado llamamiento a la población reclamando información, el agente ha recordado que “la persona que hizo esto es el amigo de alguien, su vecino, su compañero de trabajo o su familiar” abriendo de par en par la puerta para que quien sepa algo diga algo.

Esa es la situación. Ante la falta de culpables, el FBI reclama ayuda ciudadana porque ha reconocido que la investigación está “en pañales” y será “muy complicada”. “El rango de sospechosos y motivos permanece abierto”, ha informado DesLauriers, que es lo mismo que decir que no saben nada. “Pedimos a cualquiera que haya escuchado a alguien hablando del maratón o del día 15 de abril como un objetivo que nos llame”, ha prácticamente suplicado.

La zona del atentado sigue –y seguirá durante días- acordonada. Los investigadores hacen equilibrios sobre fragmentos de metralla, cristal y otros desechos y escombros en busca de pistas que les indiquen qué dirección seguir, a quién llegar. De momento han encontrado pedazos de lo que fueron ollas a presión junto a retazos de nylon negro de las bolsas que supuestamente contenían las bombas. Todo ello ha sido enviado al laboratorio del FBI en Quantico (Virginia). Allí, expertos intentarán reconstruir los aparatos explosivos para determinar su origen.

En el atentado frustrado de Times Square de Nueva York en 2010, la policía se incautó de una olla a presión, entre otros materiales. Ese mismo año, terroristas usaban una olla de esas características en un ataque en Pakistán. En 2006, más de 130 personas morían en Bombay cuando varias ollas a presión repletas de explosivos estallaban en diferentes trenes.

El día después, cuando entre el dolor, la rabia y la conmoción se buscan respuestas al sinsentido, son muchas las teorías y pocas las pistas sobre las dos explosiones sucedidas el lunes durante el maratón de Boston que dejaron tres muertos –entre ellos un niño de ocho años- y más de 175 heridos -17 muy graves-. Sin saber todavía el quién y el por qué, el agente del FBI al frente de la investigación del atentado ha asegurado que se llegará “a los confines de la Tierra para identificar al sujeto o sujetos responsables de este crimen despreciable”. “La investigación cubrirá el mundo entero”, informaba a primera hora de la mañana DesLauriers. Una recompensa de 50.000 dólares espera a quien aporte información que concluya con la detención del criminal o los criminales.

Las autoridades creen que los explosivos usados en las mortíferas explosiones se encontraban en el interior de ollas a presión ocultas en bolsas de viaje abandonadas en el suelo

Policía y agentes federales han hecho un llamamiento público para que todo aquel que tenga vídeos o imágenes del lugar de los hechos antes, durante o después de las detonaciones que pudieran ayudar en la investigación los entreguen a las fuerzas del orden. “Hemos recibido un voluminoso número de informaciones que estamos procesando”, ha dicho el agente del FBI al mando, para añadir que se estaba entrevistando a muchos testigos y analizando la amplia escena del crimen.

Los detalles emergen poco a poco. Las autoridades creen que los explosivos usados en las mortíferas explosiones se encontraban en el interior de ollas a presión -de un tamaño de seis litros- ocultas en bolsas de nailon negro o mochilas similares abandonadas en el suelo. Una de las ollas tenía fragmentos metálicos y bolas de acero; la otra clavos. Ambas eran similares a los explosivos que se usan hoy contra las tropas norteamericanas en Afganistan o en Irak hasta no hace mucho, ha declarado el congresista republicano por Texas y presidente del Comité se Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Michael McCaul.

La policía de Boston insiste en que no se ha efectuado ningún arresto. El FBI reconoce que la investigación está “en pañales” y será “complicada”

Aun así, el representante se ha apresurado a decir esta mañana que había sido informado por el FBI y altos cargos de Seguridad Interior de que no había pistas que condujeran en una dirección concreta, ya fuera un ataque de una organización terrorista extranjera o una acción doméstica. También se ha mencionado la posibilidad de que las bombas hubieran sido detonadas por control remoto, pero este punto no estaba confirmado.

 Cargadas de metralla y repletas de pólvora, el efecto de la detonación fue devastador, lanzando miles de esquirlas a la altura de las extremidades de la gente objeto del ataque, razón por lo que al menos 10 personas han sufrido ya amputaciones en los hospitales, entre ellas la hermana del niño de ocho años fallecido, que ha perdido una pierna.

El presidente de Estados Unidos ha comparecido ante la prensa en la Casa Blanca para declarar, por primera vez, que los ataques están siendo investigados como “un acto terrorista”. Temeroso de que la falta de respuestas conduzca a una persecución racial o religiosa, Barack Obama ha insistido en que no estaba claro si quienes están detrás de las bombas “son extranjeros o norteamericanos, si se trata de un acto perpetrado por una organización o por un individuo malvado”, ha dicho el mandatario en su segunda comparecencia pública tras las explosiones del lunes.

 “Dado lo que sabemos ahora, el FBI está investigando lo sucedido como un acto de terrorismo”, ha dicho. “Cada vez que se usa una bomba contra un civil inocente, es un acto de terror”, ha puntualizado el mandatario. Tras asegurar que se habían incrementado las medidas de seguridad en todo el país, Obama ha anunciado que nada hará cambiar la pasta de la que están hechos los estadounidenses, que respondieron al horror “con abnegación, con compasión y sin miedo”.

La policía de Boston insiste en que no se ha efectuado ningún arresto y que el ciudadano saudí que fue detenido por la gente tras las explosiones estaba considerado un testigo y no un sospechoso. Hasta hoy, la única intervención de la policía conocida ha sido el registro de un apartamento en la localidad de Revere, a las afueras de la capital de Massachusetts, de donde testigos vieron salir a agentes federales y locales portando bolsas y otros objetos.

Tras los ataques del 11-S, un informe de la policía de Boston consideró que el maratón podía ser “un posible objetivo terrorista de primer orden”, ya que congrega a mucha gente –cerca de medio millón de espectadores-, una gran audiencia televisiva y la seguridad total es imposible de garantizar al tratarse de un acto abierto al público. Además, la fecha es muy simbólica, ya que coincide con Patriots Day –inicio de la revolución americana en 1775- y precede al triste aniversario de otros ataques, como el de Oklahoma, el 19 de abril de 1995; el de Columbine, el 20 de abril de 1999 o el de la Universidad de Virginia Tech, el 16 de abril de 2007.

 Varios expertos terroristas recordaban este martes los tres ataques anteriores perpetrados por norteamericanos en suelo norteamericano. Además de Oklahoma, donde la acción de Timothy McVeigh acabó con la vida de casi 170 personas, se atentó en 1996 en Atlanta durante los Juegos Olímpicos y la obra de Unabomber acabó con la vida de tres personas en más de una docena de ataques entre 1978 y 1995.



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