La Asociación de Pescadores Artesanales de Cordel de la Reserva Nacional de Paracas entregó 150 kilos de corvina, lenguado, chita y tramboyo fresco pescado con técnicas tradicionales y sin uso de dinamita al Restaurante La Mar del grupo Acurio. De manera simbólica, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal y la ministra de la Producción, Gladys Triveño, recibieron el lote de pescado como parte del inicio de una campaña “Chapa tu anzuelo por un mar con vida. No a la pesca con dinamita” emprendida por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado-SERNANP que busca revalorar el oficio del pescador artesanal; así como el manejo sostenible de los recursos naturales marinos.
El ministro Pulgar Vidal señaló que iniciativas como esta fortalecen cada vez más al pescador que se va dando cuenta que dedicarse a la pesca sostenible tiene un beneficio. “Hay que resaltar que estamos hablando de una zona protegida como es la Reserva Nacional de Paracas donde el objetivo es el manejo sostenible de los recursos para que éste llegue a los mercados y pueda ser consumido con absoluta confianza”, indicó el ministro.
Asimismo, dijo que los comensales pueden estar seguros de que estos productos llevan un sello de calidad al ser capturado sosteniblemente. “En un futuro, la idea es identificar al productor que pesca de manera sostenible, además queremos contrarrestar la pesca con dinamita, que es absolutamente depredadora”. Para ello, pidió el apoyo de la dirección de Capitanías y Puertos del Ministerio de Defensa (DICAPI) y de la Fiscalía. “La pesca con dinamita es un delito cuyas sanciones están establecidas en el código penal”, recordó.
Por su parte, la ministra de la Producción, Gladys Triveño, señaló que el mejor incentivo para los pescadores que opten por la pesca con prácticas tradicionales es contar con un mercado asegurado. “Lo importante de esta experiencia es que ante un problema como son las malas prácticas de la pesca, la reacción del sector privado responsable es buscar una salida, darle un mercado alternativo a los pescadores artesanales. Invoco a más empresas privadas para que vean una oportunidad en este tema”, concluyó.
Esta alternativa para el desarrollo socioeconómico es promovida por el SERNANP y beneficia directamente a más de 1500 familias -sólo en el ámbito de la Reserva. El buen manejo del recurso permite llevar pescado fresco a los restaurantes e ingresos justos para los pescadores, eliminando intermediarios y desarrollando mecanismos de logística a favor de los que menos tienen, de manera inclusiva, revalorando la figura del pescador peruano que realiza esta actividad de manera sostenible.
Asimismo, esta iniciativa busca disminuir la pesca con explosivos, que constituye una amenaza para la conservación y sustentabilidad de la biodiversidad de los recursos pesqueros y su medioambiente, lo cual afecta la seguridad alimentaria y el empleo de las comunidades pesqueras.
Este método ilegal de pesca, es considerado como el más destructivo de todos ya que no solo afecta a peces de importancia comercial sino también a otras especies que se encuentran en la zona de pesca como: mamíferos, tortugas, aves marinas, huevos, larvas de peces e invertebrados, en un radio de 20 metros a la redonda y hasta 90 metros de profundidad. Incluso afecta a los buzos pescadores que se encuentren en la zona de influencia de la detonación.
Entre las especies que se pescan con dinamita más requeridas por estos pseudo-pescadores destacan la chita y la corvina, peces de carne blanca; lo cual se ha podido comprobar durante patrullajes inopinados realizados por el SERNANP.
¿En qué consiste la pesca con dinamita?
El principio general de la pesca con dinamita es lanzar un dispositivo detonante en medio de un cardumen de peces, por lo que cada explosión mata a casi todas las especies en el área afectada, sean o no de importancia comercial.
Este método de pesca no selectivo puede realizarse tanto en el mar como desde tierra.
Entre los daños de la pesca con dinamita se cuentan la destrucción del fondo marino, así como de los arrecifes de coral, que luego de explotar por efecto de la dinamita pueden tardar cientos de años en recuperarse. Este tipo de pesca también genera pérdidas económicas a los pescadores que laboran responsablemente, debido a la disminución o falta de especies comerciales; perjudicando además a miles de personas que trabajan en la cadena de comercialización.
Cabe destacar que el SERNANP (organismo técnico especializado adscrito al Ministerio del Ambiente), en su calidad de ente rector de las áreas naturales protegidas a nivel nacional, viene desplegando estrategias para eliminar la pesca con dinamita en los espacios de conservación, principalmente en Ica.
Para ello, la jefatura del ANP, su personal especialista y guardaparque, programan visitas inopinadas en los sectores donde se ubican los infractores. Además se cuenta con el compromiso de los pescadores artesanales de las áreas protegidas, como es el caso de la Reserva Nacional de Paracas, donde el personal se ha organizado con el apoyo del SERNANP, para formar un grupo de guardaparques voluntarios con el fin de realizar labores de control y seguimiento para erradicar esta actividad que puede provocar la desaparición de una pesquería sostenible.
¿Cómo identificar un pescado capturado con dinamita?
De una forma u otra, los peces capturados con dinamita suelen venderse en los mercados locales, para identificarlos se debe tener en cuenta lo siguiente:
• No comprar pescados con notoria flacidez de la carne.
• Si presenta órganos visuales salidos de la cavidad ocular y sanguinolentos.
• Con la vejiga natatoria e hígado reventados.
• Desarticulación de las últimas vértebras.
Legislación peruana sobre la pesca con dinamita
En el Perú la pesca con dinamita u otros explosivos está catalogada como un delito ambiental y, por ello, es una actividad prohibida. Las sanciones penales para este tipo de delitos están previstas en el Código Penal.
La pena para la extracción ilegal de especies acuáticas utilizando explosivos oscila entre los 3 a 5 años de prisión; mientras que para la pesca en áreas naturales protegidas utilizando explosivos oscila entre los 4 a 7 años de cárcel.