El equipo brasileño de Sao Paulo se coronó campeón de la Copa Sudamericana, al vencer por 2-0 una final suspendida después del primer tiempo a raíz de conflictos entre sus jugadores y los del equipo argentino Tigre.
Tras los incidentes violentos, que prosiguieron en los vestuarios durante el descanso, el equipo argentino se negó a volver a la cancha, y el Sao Paulo fue declarado campeón.
La escalada de violencia se inició en los minutos finales del primer tiempo de un partido que hasta ese momento parecía ser sencillamente un duelo de fútbol, librado ante un público entusiasta de casi 70.000 personas en el estadio Morumbí.