Uno de los pueblos que más viene padeciendo los horrores de las guerras de Iraq y de Siria es el de los cristianos que siguen hablando el mismo idioma en que Jesús se crió y predicó, aunque la mayoría de Occidente, que se jacta de creer en la Biblia, no se acuerde mucho de ellos.
La lengua materna de Jesús, de sus apóstoles y de la mayoría de la gente que él sanó o educó fue al arameo, en el cual también se escribieron algunos libros de la Biblia así como el Talmud, el principal libro religioso judío después de la Toráh.
El arameo, si bien es un idioma semita como el árabe o el hebreo, no es un híbrido entre ambas lenguas, las mismas que hoy son las únicas oficiales en Tierra Santa.
El arameo tiene su propio alfabeto, diferente al árabe y al hebreo. Su nombre proviene de la región de Aram (en el actual centro de Siria), la misma que fue bautizada así en honor a un nieto de Noé.
El arameo tiene unos 3 mil años de antigüedad y fue la principal vertiente del tronco occidental de la familia lingüística semita (siendo los otros el hebreo, fenicio o moabita), mientras que la rama oriental produjo el babilonio y el asirio y la sudoriental el árabe y el etíope.
El arameo llegó a ser la lengua franca del Medio Oriente, así como de los nabateos de Petra y de los imperios neo-asirio y parto-persa. Jesús hablaba el dialecto galileo arameo por lo que a sus apóstoles se les podía reconocer cuando conversaban en Jerusalén, donde se hablaba otra variante del arameo.
El arameo no es un idioma con un diccionario único ni es oficial en ninguna parte y hoy sus 500,000 hablantes están divididos en bolsones dispersos por todo el Medio Oriente, particularmente dentro del montañoso Kurdistán, donde mantienen dialectos y prácticas religiosas diferenciadas.
Aún hoy, varios samaritanos (descendientes del reino bíblico de Israel), mandeístas (creen en Juan Bautista pero no en Cristo) y judíos orientales siguen hablando formas de arameo, aunque la mayoría de los arameos pertenecen a distintas variantes cristianas (siriacos, caldeos, asirios, etc.).
La iglesia ortodoxa siriaca sigue rezando en la misma lengua de Jesús, aunque ésta ha sufrido persecuciones. Varias de las fuerzas militares de la oposición siria llaman a hacer una guerra santa contra los no que no son musulmanes sunitas, atacando iglesias.
Los arameos fueron masacrados por el imperio turco a inicios del siglo XX, cuando los otomanos lanzaron el genocidio que mató a 1,500,000 de cristianos (fundamentalmente armenios) y luego dieron paso a la limpieza étnica de los cristianos de las costas turcas. Hoy son el blanco de varios grupos armados musulmanes, especialmente de los jihadistas que quieren que Iraq y Siria vuelvan al dominio sunita.