Domingo, 22 de Diciembre del 2024
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Obama, Romney

Publicado el 17/12/12

Usualmente se tiende a identificar a EE.UU. como América, aunque esta megapotencia también tiene su presencia en Oceanía.

Como hemos escrito anteriormente, Obama no es americano pues él nació en Honolulu, una ciudad que está más lejos del continente americano de lo que están de este los otros continentes de África, Asia, Europa o Antártica. Él, además, pasó la mayor parte de sus primeros 18 años en el Pacífico y viviendo en Hawái o Indonesia.

Esto hace que Obama sea un polinesio aunque no tenga sangre de sus habitantes nativos sino que sea, al igual que la mayoría de los 6 millones de personas que viven en esa región, un descendiente de inmigrantes.

Los polinesios son uno de los pueblos más extraordinarios y que menos la historia se recuerda, aunque ellos son la única cultura del planeta que colonizó desde la nada una superficie 3 veces mayor que China o EE.UU., la misma que está compuesta por cientos de islas, atolones y archipiélagos.

Los polinesios tienen el mérito de haber retenido en todo ese amplio y disperso territorio una cierta unidad lingüística y cultural. Su origen, paradójicamente, se dio mil años antes de Cristo en Samoa donde hoy los EE.UU. son dueños de una parte, la misma que denominan “Samoa americana”, aunque esta zona del corazón de Oceanía nunca ha tenido nada que ver con el continente americano y sus ciudadanos no tienen derecho a elegir al presidente o al Congreso de “su” país.

Romney, por su parte, tiene su propia visión de Polinesia. Allí se encuentran Tonga y las dos Samoas, los únicos países del mundo donde su religión mormona congrega a entre 1/3 y ¼ de su población, y también están Niue, Kiribati, Tahití, las islas Cook y Marshall y Palao que tienen un porcentaje de fieles mormones superior al 1.7% que tienen sus correligionarios dentro de EE.UU. Unos 200,000 polinesios se identifican con la tesis mormona de que ellos descienden de amerindios que a su vez descienden de israelitas judíos convertidos al cristianismo.

Esto, pese que no hay ninguna base lingüística, arquitectónica, religiosa, cultural o genética semita dentro de los nativos de las Américas u Oceanía, así como tampoco animales o plantas pre-europeas que proviniesen del Medio Oriente.

Es hora de rescatar la enorme contribución a la humanidad de los polinesios, los mismos cuyos antepasados, según la ciencia, provienen de Taiwán (milenios antes que esta isla se tornara china). Estos están emparentados con los pueblos navegantes malayos y del sudeste asiático, los mismos que fueron capaces de poblar con botes y tecnologías del neolítico media circunferencia planetaria desde Madagascar, la mayor isla de África y del océano Indico, hasta las islas de Nueva Zelanda, Pascua y Hawái, y de haber sido, tal vez, los primeros navegantes ultramarinos que antes que los españoles establecieran intercambios con los incas o los suramericanos.

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