Viernes, 3 de Mayo del 2024 
En el reciente conflicto de Gaza no solo se enfrentaron israelíes y palestinos sino también alas de ambas nacionalidades.
Al primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, quien aspira a ser ampliamente reelecto en enero, le conviene alentar una polarización con Hamas a fin de evitar aceptar dar un Estado palestino y seguir alentando la creación de asentamientos sionistas en la Franja Occidental.
A Hamas le conviene un enfrentamiento con Tel Aviv para demostrar su capacidad de resistencia y dirección ante los palestinos y minar a la Autoridad Nacional Palestina, la misma que se mantiene desde hace 4 años sin elecciones y cuya imagen está mellada por tantas denuncias de corrupción así como por haber estado reprimiendo manifestaciones árabes antisionistas.
Abbas, el presidente palestino cuya legitimidad democrática es cuestionada por los nacionalistas islámicos, no puede encontrarse a gusto en una guerra entre Gaza y Tel Aviv en la cual él no cuenta para casi nada y donde él termina siendo desplazado como canal de representación de su pueblo.
Hamas no ama a Abbas porque este no quiere una república islámica, reconoce a Israel con cuya seguridad colabora y le reprime o proscribe en la Franja Occidental.
Para Obama y para la Unión Europea es vital rescatar a Abbas y a los “moderados” para evitar que el lado palestino se quede sin un interlocutor que esté dispuesto a transar con Israel. Colocar a Palestina como miembro observador de la ONU es algo que puede y debe alentar a Abbas.
Hamas no ama a Abbas pero también quiere sacar provecho de un reconocimiento parcial de la ONU a Palestina (no es total pues EE.UU. veta su ingreso como miembro pleno) pues su estrategia es acabar desplazando a Abbas como dirección de los palestinos quienes, según ellos, solo deberían firmar una tregua con Israel, pero sin renunciar a querer destruir este para remplazarlo por una república musulmana.
Mientras tanto, el bloqueo y la guerra israelí sobre Gaza han afianzado allí al Hamas. Por un lado ha debilitado a la clase media y comercial que pudo ser un baluarte para Abbas (y le ha dejado el lucrativo negocio del tráfico de productos vía túneles conectados a Egipto) y por el otro han fortalecido su legitimidad dentro de Gaza, de los palestinos y del mundo árabe.
Israel al tratar de golpear a Hamas en vez de haber logrado levantar la autoridad de Abbas y de los moderados que pudiesen negociar con él ha hecho que quienes hoy más crezcan dentro de los palestinos sean los más radicales y que los posibles rivales de Hamas más sean la Guerra Santa Islámica y otros sectores aún más intransigentes ante Tel Aviv.
