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Proyecto de Ley: Ocasiona compra obligada de un Producto que genera Monopolio, deteriora el Medio Ambiente y la Industria Nacional

Publicado el 26/11/12

La utilización obligatoria del uso de las bolsas oxodegradables es negativa no sólo para la industria, sino que además tiene un impacto negativo en el Medio Ambiente, porque genera CO2 ocasionando la destrucción de la capa de ozono, afirmó el presidente de la Asociación Peruana de la Industria Plástica (APIPLAST), Eduardo Farah Hayn.

Los industriales del sector plástico nacional apuestan por el reciclaje que no genera contaminación como lo produce el producto químico que tiene que ser empleado en la fabricación de las bolsas oxodegradables.

Es así como en octubre último, el Congresista Rubén Condori Cusi, presenta el proyecto de Ley N°1638/2012CR que “Promueve el uso sustentable de bolsas biodegradables a nivel nacional”, este documento, indica Farah, no tiene soporte técnico, porque en el Perú no se producen este tipo de productos y hay una confusión con los oxodegradables. A ello se suma que obliga la compra de un producto que es fabricado por dos empresas en el mundo, desde el punto de vista de libertad económica, esta situación genera un monopolio.

Además el proyecto de Ley precisa que los productos deben tener una leyenda impresa, lo cual perjudicará a las pequeñas empresas, porque carecen de impresoras, maquinaria elemental para poder hacer este rotulado, acción que haría que tengan que enviar a subcontratar a otros fabricantes.

Es importante diferenciar que los productos biodegradables son los que proceden de un producto renovable como el almidón de maíz o la papa, pero la fabricación de dicho productos representa el 1% de la producción mundial y tiene un precio elevadísimo, mientras que los oxodegradables son fabricados con polímeros de origen sintético más un aditivo.

En Europa y Estados Unidos los residuos plásticos domiciliarios (Bolsas para supermercados) representan solo el 0.37% de los residuos del planeta y solo el 5.8% de los residuos sólidos urbanos. Esto demuestra que es una contaminación visual, es decir ensucian, afean y molestan a la vista, pero no es una contaminación ambiental, por ende no debe ser atribuida a los fabricantes de plásticos sino a los usuarios finales o consumidores que son de conductas irresponsables que arrojan residuos en lugares que no corresponden.

Fotos: Javier Espichán Gambirazio.

 



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