Desde hace dos décadas en EE.UU. los congresistas republicanos tienden a oponerse a nuevos impuestos o a demandar que éstos se reduzcan. Su plancha presidencial pide hoy una contracción aún más dura que los últimos ajustes en el gasto público aprobados por el Legislativo y Ejecutivo norteamericanos.
Para Lawrence Summers (secretario de Economía de Clinton en 2009-10), el plan económico de sus rivales republicanos puede poner en jaque el esfuerzo de Obama para contener el alto desempleo (8% de la población adulta), elevar el ingreso de las capas medias y reducir el gran peso de la deuda pública en relación a la producción.
Esto se debería a que el ticket Romney-Ryan planea unos recortes tributarios que sumarían $5 billones en una década mientras que, al mismo tiempo, llaman a incrementar el gasto militar en $1 billón más, algo que -según él- ni si quiera Robert Gates, el Secretario de Defensa de Bush, se atrevió a promover.
La fórmula económica republicana se inspira en el principio de que mientras más se reduzca la presión a las grandes corporaciones para que paguen impuestos o estén bajo regulaciones en materia del medio ambiente, esto alentaría a estas a invertir más en EE.UU. (y no en otros mercados). El problema con este tipo de recetas es que implica un mayor encogimiento del gasto público, lo cual, a su vez, generaría menos ventas y una reducción del mercado, todo ello en tiempo de recesión.
Los republicanos esperan que sus medidas ayuden a que haya una mayor demanda de bienes de lujo para los ricos y también que la producción bélica genere empleos. Esto último trae presiones para una carrera armamentista (cuando en el mundo se discute desmantelar armas nucleares y de la guerra fría) y para nuevas guerras. Una señal de esto último es el hecho de que Romney fustigue a los palestinos como incapaces de entender la paz, cuestione a Obama por no proteger más los intereses norteamericanos en el mundo islámico y tenga en su entorno partidarios de soluciones duras ante Siria, Irán, Corea, Venezuela y Cuba.
El paquete republicano, a su vez, trata de desmontar las concesiones que Obama ha hecho al seguro médico gratuito (uno de los pilares de las economías canadiense, británica y europea del que EE.UU. carece) así como a las redes de protección social. Esto es algo que puede llevar a que la ya muy desigual sociedad norteamericana se polarice aún más entre etnias y entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.
El modelo económico de Romney-Ryan es una forma de buscar salir de la recesión y podría funcionar, pero con un grave costo social interno y con posibles nuevas guerras en el exterior.