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Día de la Canción Criolla: la música hecha verbo y sabor celebra su cumpleaños 68

Publicado el 31/10/12

Por José Vadillo

Lima, oct. 31 .- La canción criolla, la canción urbano-costeña, el valsario, están de fiesta. Canción peruana hecha verbo y sabor. Empero, el vals o valse –como lo llama con conocimiento de causa don Manuel Acosta Ojeda– no es el único género musical criollo.

Para armar la jarana se convocaba marineras y polcas. Y ahí, donde hoy moran edificios del programa Mivivienda, antes existían los callejones de un solo caño. Allí arrancaba el jolgorio. Hablamos de los barrios populares del Rímac y Barrios Altos, donde cholos y negros peruanos empezaron a dar forma a este género.

José Libornio Ibarra, un músico filipino que llegó al país contratado por Nicolás de Piérola, habría compuesto el primer vals criollo: “Hortencia”, un instrumental dedicado a la hija de Andrés Avelino Cáceres.

Otros refieren que Walter Scout Pease, en 1883, escribió el vals vienés “Recuerdos de Lima”; y otros más aseguran que Abelardo Gamarra compuso a cuatro manos –con su prima Zoila Bustamante, en Arequipa–, el primer vals costeño con letra, “Ángel hermoso”, en 1884.

Fue en los solares del Rímac y Barrios Altos, donde se empezó a dar forma y gusto al género que hoy es sinónimo de peruanidad. Hasta ahí llegaban Alejandro Ayarza “Karamanduka” y su patota de “chicos bien” de la peña “La Palizada”, quienes desde 1900 le pusieron sabor a esta música de arrabal que, de a pocos, empezó a circular entre la gente adinerada.

Pero la música criolla, mestiza al fin y al cabo, tampoco es ajena al devenir de los tiempos. Por años se celebró con guitarras, banjos, cucharitas, panderetas de chapitas. Recién en las últimas décadas se sumó la música afroperuana: festejo y landó, verbigracia.

No hay que pasar por alto el aporte del recientemente desaparecido Carlos Hayre, un gran olvidado del cancionero nacional, quien adoptó el cajón afroperuano al acompañamiento del vals y que después se hizo omnipresente en las jaranas del ayer y las peñas de hoy.

Si hablamos de la celebración del criollismo por las masas, per se, ésta tiene fecha de fundación: el viernes 20 de octubre de 1944, hace 68 años, se publicó en el Diario Oficial El Peruano la resolución suprema por la cual se declaró que todos los 31 de octubre se celebraría como Dios manda el “Día de la Canción Criolla”.

La resolución la firmó el presidente Manuel Prado, haciendo eco del pedido formulado por el centro social musical Carlos A. Saco –presidido por el periodista y jaranero Juan Manuel Carrera– y otras instituciones similares.

Hoy, este mejunje de géneros costeños llamado criollismo es esencia de la peruanidad, sin menosprecio del huaino o la cumbia. Fue el primer elemento de peruanidad. Así, una frase se hizo común: “Primero lo nuestro, después el resto”, para arrancar con el repertorio bicolor.

Celebración con historia

Decíamos que el primer Día de la Canción Criolla cayó lunes y empezó a las seis de la mañana, con el izamiento del Pabellón Nacional en todas las instituciones musicales; hubo misa en la iglesia del Carmen y, al mediodía, una comitiva visitó al presidente Prado para agradecerle por la institucionalización de la celebración.

Después vino la romería al Cementerio General. Recién a las 7:00 de la noche empezó la actuación oficial en el centro musical Carlos A. Saco, que se transmitió en directo, desde una esquina de la plaza Buenos Aires. Otros centros musicales, como el Pinglo, en el parque Universitario, o el Pedro A. Bocanegra, organizaron verbenas en la plazoleta Malambito del Rímac y otras zonas de Lima y el Callao.

Las canciones del criollismo siguen vigentes aunque no estén de moda. Después de la década de 1970, este género perdió vigencia en la radio comercial y los centros musicales fueron mucho menos frecuentados.

Ya no hay el gusto de escuchar la música criolla comiendo carapulcra y tomando chilcanos de pisco. Sin embargo, hay músicos como Renzo Gil, Willy Terry y otros, que rescatan lo mejor de antaño para mostrarlo a las nuevas generaciones. Y nuevas voces van surgiendo.

Fuente: ANDINA

 



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