Esta es una cantidad que es al menos mil millones de veces mayor que la de los que fallecieron en la última guerra mundial o en el peor genocidio de todos los tiempos (el de los amerindios que sucumbieron a las epidemias y a la conquista europeas).
Esta es la cifra que el penúltimo número de ‘New Scientific’ estima que es el total de humanos que han perecido. De ello debemos estar consientes en esta semana en que se celebra Halloween, el día de los muertos y las festividades católicas por todos los santos y por los santos difuntos.
Dicho monto solo toma en cuenta a nuestra especie en los últimos 50 milenios, aunque los homo sapiens sapiens existimos desde hace unos 200,000 años y han habido otras especies humanas desde hace 2 a 4 millones de años atrás.
Esta cuenta se empieza desde cuando se sabe que se han encontrado los primeros entierros (y por ende de que hayamos desarrollado el culto a la muerte o a la vida del más allá), aunque varios antropólogos conjeturan que el hecho de que se hayan descubierto muchos australopitecos en un mismo yacimiento implicaría que ellos habrían elegido lugares para morir o amontonar sus cadáveres.
Se sabe que los chimpancés y los elefantes honran a sus seres queridos fallecidos, pero eso no implica necesariamente que hayan generado una concepción de lo que es el más allá.
En las religiones monoteístas existe la creencia en el juicio final o en el que algún día Cristo vendrá a resucitar a los muertos. Mientras los cristianos creen que él condenará a los que no creen en él, los musulmanes dicen que Jesús sancionará a los que se llaman sus discípulos por no haber creído en Alá y en Mahoma como su último profeta.
Los antiguos mexicanos, cuyos cultos son la base del día de los muertos en ese país y en EEUU, no creían en el cielo o en el infierno y pensaban que la gente iba a distintos otros mundos dependiendo, no de la vida que hubiesen tenido, sino del tipo de muerte que hubiesen sufrido.
Resulta muy difícil elucubrar acerca de un lugar donde estuviesen hoy deambulando unos 100,000 millones de espíritus de muertos, una población 14 a 15 veces mayor que los 7,000 millones de humanos que hoy sobre-pueblan nuestro planeta, o de cómo pudiese funcionar una sociedad tan ultra-masiva, aunque ésta estuviese subdividida en estratos como infierno, purgatorio o cielo.
Los científicos agnósticos creen que con la muerte acaba todo (como pasa con una planta, animal, hongo, microorganismo o máquina que dejan de funcionar) y que nuestros millones de bacterias y partes que componen nuestro cuerpo se reciclan, aunque los hinduistas, budistas y sijs creen que en otra variante del reciclaje pero en el cual nuestras almas pasan de un tipo de ser o animal a otro.