Por Karla Martell Zapata.
Consultora Organizacional de PERFIL.
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En la actualidad nos preocupamos por buscar lo mejor para nuestra familia, lo que los haga felices, que tengan más comodidades, que nuestros hijos vayan a los mejores colegios y que no les falte lo que está de moda, pero ¿Le damos la misma importancia al tiempo para pasar juntos, para jugar o para conversar? Si la respuesta es no, quiere decir que aún no nos damos cuenta de lo importante que es compartir nuestras vidas, nuestras metas y nuestros sueños como familia. Lo que facilita los malos tratos, la falta de comunicación y el egoísmo. Entonces ¿Qué podemos hacer?
En este artículo quiero brindarles siete pasos claves para que puedan dirigir a su familia hacia la felicidad, con armonía y comunicación, no es una fórmula mágica, pero aplicarlo en casa puede ser de mucha ayuda.
1. DECIDIR HACIA DÓNDE DIRIGIR NUESTRA FAMILIA
La familia tiene el rol fundamental de ser el apoyo de cada uno de sus miembros y de promover las primeras formas de interacción y de desarrollo. Pero no siempre logramos brindarles a nuestros hijos la seguridad que forjará su autoestima. Y esto puede ser porque no tenemos claro el tipo de familia que deseamos tener. Siendo fundamental que como padres, sepamos cuales son los roles que debemos cumplir dentro de nuestro hogar, además de hacer acuerdos respecto a las pautas de crianza, ya que si bien, como papá y mamá, traemos diferentes estilos de crianza por nuestras familias de origen, podemos lograr llegar a un consenso con comunicación y flexibilidad. Por lo que la claridad respecto a los límites y reglas de nuestro hogar es fundamental, así como el trabajo compartido con las tareas y funciones que debemos cumplir cada uno de los miembros de la familia, dándole la seguridad a nuestros hijos de que sabemos trabajar como equipo, que somos unidos y que estamos comprometidos con la construcción de nuestro hogar.
2. TOMÉMONOS EL TIEMPO NECESARIO PARA LA DIRECCIÓN DE NUESTRA FAMILIA
En este tiempo de cambios y de grandes sacrificios, sabemos que es un lujo poder compartir tiempo con nuestros seres queridos, ya que entre el trabajo, los estudios y la realización personal, no logramos organizarnos de la mejor manera y no podemos otorgarle el tiempo justo a cada ámbito de nuestra vida. Por ello ahora hablamos más de calidad de tiempo, antes que de cantidad, lo cual no deja de ser sumamente productivo e importante para nuestra familia, cuando de verdad se logra cumplir, puesto que demostrará el compromiso que tenemos con ellos. Entonces empecemos por priorizar las cosas que tenemos que hacer como familia, si no contamos con mucho tiempo disponible, no debemos malgastarlo en llamadas de atención, puesto que las reglas ya están claras y la corrección se debe dar en su momento. Aprovechemos para utilizar el tiempo en esparcimiento y ocio, ya que eso promueve la comunicación y apertura, logrando generar un clima de confianza y cercanía entre todos. Para esto ya sabemos que no es necesario esperar hasta nuestras vacaciones para darnos tiempo, basta con un fin de semana, o una tarde de domingo.
3. COMENCEMOS POR LO MÁS IMPORTANTE: LOS SENTIMIENTOS
El amor es lo que mantiene viva una familia, y sabemos que no es algo que se pueda imponer o crear de la nada. El amor se cultiva y se va fomentando con gestos, palabras, caricias, dedicación, compromiso y constancia diaria. Y aunque para algunas personas no es complicado expresar sus sentimientos, sabemos que para otros no deja de ser dificultoso, quizá por no saber cómo hacerlo. Así que simplifiquemos las cosas y empecemos por decir un “te quiero”, un abrazo, un reconocimiento ante un logro o una mirada sincera. No olvidemos que así como tenemos formas de corrección para las faltas, también debemos aprender a gratificar los progresos y avances de los nuestros, lo que no tiene que ser necesariamente material, puesto que los reforzadores que mejor funcionan y permiten crear lazos de cercanía, son los sociales y emocionales. Las caricias y las palabras que expresan orgullo y reconocimiento hacia los demás pueden hacer más que miles de obsequios.
4. APRENDER A COMUNICARNOS
Lograr comunicarnos, y lograr que nuestros hijos tengan la confianza suficiente como para comunicarse con los padres, es una tarea ardua, pero de resultados gratificantes, que funcionarán como base de las relaciones en nuestra familia. Ya que la comunicación auténtica y honesta permite que todos expresen cómo se sienten, qué quieren y qué piensan. Para ello, debemos dar el ejemplo como padres; comenzar por comentar abiertamente nuestras experiencias o anécdotas del día, en nuestro trabajo, con nuestros amigos o con nuestros jefes, esto abrirá la comunicación, durante el almuerzo, la cena o de camino a casa si recogemos a alguien de algún lugar. Pero teniendo en cuenta que comunicarnos no implica solo hablar, sino también saber escuchar. Y para ello es bueno que siempre mostremos respeto a las opiniones y comentarios de los demás, por lo que las críticas y las descalificaciones de lo que el otro dice, no es algo permitido, lo que ayudará a evitar que se pierda la confianza y apertura.
5. APRENDAMOS A DIVIDIR EQUITATIVAMENTE LAS TAREAS
Para poder repartir equitativamente las tareas, podemos empezar por crear una lista de los trabajos domésticos y luego en una reunión familiar repartirlas, primero voluntariamente y luego con las restantes por medio de acuerdos o por periodos. Luego de la primera semana de tareas, es bueno que nos demos el tiempo para conversar e indagar cómo se sintieron, que no les gusto o si les gustaría intercambiar actividades, además de comentar la experiencia de poder intercambiar responsabilidades con otros miembros, ayudando a reforzar la empatía. Lo que buscamos con esto, es que se puedan llegar a acuerdos en cuanto al periodo de tiempo para asumir las nuevas tareas, además de intercambiar opiniones, con el fin de lograr cambios y mejoras en las tareas de la casa.
6. RESOLVAMOS LOS PROBLEMAS DE LA MEJOR MANERA
Si bien sabemos que en este mundo de trabajo, cansancio, estrés y agotamiento, los problemas son una de las cosas que más abundan, también podemos entender que todo tiene solución, si los enfrentamos con paciencia y buen humor. Entendamos que el problema real no es el conflicto que pueda surgir, sino lo que hacemos para solucionarlo. Entonces si a lo que recurrimos es a gritos, impulsividad, depresión, agresividad, o evasión, no estamos resolviendo nada y por el contrario estamos agudizando la situación, al crear nuevos problemas. Aprendamos a enfrentar los conflictos o dificultades, de manera constructiva, recordemos que somos el ejemplo que nuestros hijos seguirán, así que busquemos calmarnos, tomar un respiro, y luego conversar con tranquilidad, cuando tenemos nuestras ideas más claras y nuestras emociones en calma.
7. FOMENTEMOS LA INDEPENDENCIA Y AUTONOMÍA DE CADA MIEMBRO DE LA FAMILIA
Si bien siempre queremos lo mejor para los nuestros y pensamos que mientras nosotros podamos hacer las cosas por ellos lo haremos, no debemos perder de vista que la independencia y autonomía es uno de los mejores regalos que podemos darles, al ser la base para su adecuada toma de decisiones. La familia debe ser un lugar de apertura, que permita fortalecer a los otros y ayudarles a crecer, fomentando así su reflexión para las diversas situaciones que se les puedan presentar. Ayudemos a nuestros hijos a desarrollar su análisis crítico, pidiéndoles su opinión sobre diversos temas que se presenten en la familia, y guiemos sus decisiones hacia lo que puede ser lo más adecuado para ellos, pero no tomemos las decisiones por ellos, ya que cuando tengan que salir de casa, no podremos ayudarles. Pensemos que siempre es necesario lidiar con un poco de frustración, por lo que no tenemos que complacerlos en todo, aunque si podemos fomentar su iniciativa para ganarse las cosas.